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Centroamérica: la agricultura familiar en el desarrollo territorial
Revista Estudios Sociales n.
o
83, ISSN 1409-4819, pp. 1-26
inserción justa en la dinámica económica, especialmente el fortalecimiento
de las economías locales y mejor acceso a la innovación, la tecnología, el
financiamiento y mercados accesibles para los sistemas de producción
familiar. Los movimientos defienden los derechos de los pueblos indígenas,
en términos del reforzamiento de su identidad, la lucha por la tierra y la
gobernanza de los recursos naturales, apostando a la mayor utilización de
insumos indígenas, como las semillas nativas.
En síntesis, hay un resurgimiento de las organizaciones campesinas,
que potencialmente pueden configurarse como un actor catalizador de
cambio social y político
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, con una mirada de largo plazo que empuja, aún
con muchas desventajas, un modelo alternativo de desarrollo que asegure
mejores condiciones socioeconómicas para las familias campesinas, así como
el respeto a su dignidad y valores. Todavía estas expresiones organizativas
requieren avanzar en la consolidación de sus apuestas estratégicas y en
el fortalecimiento de liderazgos y alianzas con sectores clave como la
academia, las municipalidades y mancomunidades.
5. Conclusiones
La agricultura familiar, en sus diversas expresiones, es clave para el
desarrollo territorial, por su incidencia en los procesos productivos,
comerciales, agroindustriales, económicos y sociales; contribuye en
gran medida a los medios de vida de las familias rurales. Las unidades
de producción familiares son parte de la economía rural; se vinculan a la
localidad y llevan consigo los aspectos culturales de la comunidad local.
Por lo tanto, las familias agricultoras pueden fortalecer la economía de los
territorios ya que, además de la producción de alimentos básicos, aportan a
la generación de valor agregado, empleo y exportaciones.
Las acciones de incidencia de las organizaciones campesinas, la apertura
de las instancias regionales al diálogo de políticas, así como el ejercicio
de elaboración de políticas públicas nacionales, abren un panorama
de posibilidades y necesidades para mantener un ejercicio activo de
participación de los agricultores y sus formas de organización en la toma
de decisiones sobre temas vitales en el corto y largo plazo. En ese sentido,
es importante avanzar hacia estrategias innovadoras, que permitan vincular
activamente a los jóvenes rurales; colectivo con alto potencial en capital
humano, competencias, información, pero con el peso de las restricciones
estructurales de desigualdad y el incremento de la inseguridad.
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James Petras y Henry Veltmeyer, «Are Latin American peasant movements still a force for
chage? Some new paradigms revisited», The journal of Peasant Studies 28, n.
o
2, 91-92.