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Ana Victoria Peláez
Revista Estudios Sociales n.
o
82, ISSN 1409-4819, pp. 27-77
La asociatividad constituye uno de los retos más importantes. Entre una
de las finalidades del enfoque de cadenas de valor están el empoderamiento
de los actores, fortalecer la identidad territorial y reducir o amortiguar las
brechas que representan las relaciones de poder desiguales, en este caso los
productores frente a los compradores mayoristas. En espacios locales esto
se podría abordar aprovechando las redes de parentesco y de vecinos. En el
caso del territorio, se requiere un proceso que estimule la recuperación de la
confianza y procesos de comunicación para que los productores conozcan y
se apropien de las ventajas que implica asociarse.
5. Reflexión general
El contexto de las cadenas de valor analizadas merecen un análisis más
profundo de varias situaciones que afectan las economías de los hogares
agrícolas del territorio; por ejemplo: cómo opera la agricultura más extensiva,
que se da en territorios aledaños; el crecimiento poblacional frente a la escasez
de tierra; el acceso a fuentes de agua, que cada vez se reduce; el uso intensivo
del suelo y las probabilidades de desgaste en el futuro; la transformación y
diversificación productiva; y los modos de producción.
En relación con los modos de producción, se menciona a propósito de la
agricultura familiar, en la que no siempre son remuneradas todas las personas
que participan en la producción. Esto tiene muchas implicaciones, una de
ellas es que no se trabaja con costos reales, dado que el valor del trabajo no
remunerado por lo general se invisibiliza. En otras palabras, hay niñas, niños,
mujeres y otros miembros de los grupos familiares que están subsidiando los
productos agrícolas.
El análisis de cadenas de valor se realizó con la intención de identificar
las posibilidades de inserción de la población más pobre del territorio. En
el caso de los productos analizados, los productores emplean poca mano
de obra que, si bien amortigua los ingresos de hogares pobres, se requeriría
de actividades con más capacidad de absorción de empleo; por ello la
importancia de innovar y crear nuevos productos, lo cual iría de la mano
con gestión de mercados y con el fortalecimiento de capacidades. En otras
palabras, es vital el papel de las instituciones.
Es importante considerar el papel de las cadenas de valor en la reducción
de la pobreza, que van más allá de crear empleo, pues –como se señaló–
aspiran al empoderamiento de los actores, el fortalecimiento de la identidad
territorial y la dinamización de los sistemas productivos territoriales; pero
esto requiere de una serie de condiciones que actualmente no se dan en el