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Ana Victoria Peláez
Revista Estudios Sociales n.
o
82, ISSN 1409-4819, pp. 27-77
de las tecnologías de producción, ampliar el acceso a la tierra y financiamiento;
además de asistencia técnica y optimización en el uso de insumos.
A juicio de los productores, la calidad de la producción se puede
incrementar, sobre todo si mejoran los métodos de control de plagas y
enfermedades.
Los productores mencionaron otras hortalizas como productos que
podrían vender o cultivar, tales como: arvejas, camote, cebolla, chile pimiento
y güicoy; así también, café y frijol. Actualmente no los producen por varias
razones, principalmente la falta de espacio.
La presencia institucional es escasa en el territorio. Solo una cuarta
parte de productores ha contado con apoyo de alguna entidad, casi todos
del MAGA, en el marco del programa de servicios de extensión rural. Este
apoyo ha consistido en asistencia técnica y provisión de semillas u otros
insumos, en los municipios de San Miguel Dueñas y San Antonio Aguas
Calientes.
A diferencia del aguacate o la zanahoria, los productores de tomate ponen
mayor atención en el control de gastos y ventas. Más de la mitad dijo llevar
sus registros en computadora o en un cuaderno, y la tercera parte, «los tiene
en la mente». Hay un productor que contrata los servicios de un contador y
solamente dos productores no llevan ningún registro.
3.3.2 Producto
La cosecha de tomate se realiza entre 3.5 y 5 meses después de la siembra,
dependiendo de las condiciones climáticas en que la planta se desarrolló y la
calidad de la semilla, entre otros aspectos.
La cosecha comprende varios cortes (de 3 a 6, según el desarrollo que
alcance la planta). La frecuencia de los cortes dependen del clima: si hay sol y
el clima está cálido, pueden ser hasta dos en una semana; si está muy nublado
o hay frío, solamente se puede realizar un corte por semana. La mejor cosecha
generalmente se da en el segundo y tercer corte. La mayoría de productores
cosecha cuatro veces al año; otros 2 o 3 veces.
El corte se realiza de forma manual y se va colocando en canastos,
generalmente plásticos. Luego se clasifica y selecciona el tomate, se lava y se
coloca en cajas de madera (de 50 libras). Al estar embalado, se coloca en los
vehículos que transportan el producto a los puntos de venta.