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Ana Victoria Peláez 

Revista Estudios Sociales n.

o

 82, ISSN 1409-4819, pp. 27-77

Si el productor compra directamente los pilones –que se adquieren en 

envases de plástico–, se plantan directamente en los camellones. Este método 

tiene la ventaja de reducir el riesgo de estrés para la planta, pues no se expone 

la raíz en ningún momento. 

Cuando el productor prepara el semillero, una vez sembrada se deja 

crecer la planta durante dos semanas y, luego, se trasplanta al camellón. Este 

procedimiento tiene el riesgo de provocar estrés a la planta, pues la raíz es 

separada de la tierra, se expone al aire y se vuelve a sembrar, arriesgando el 

tiempo en que se puede desarrollar. Mientras tanto, se prepara la tierra para la 

siembra. Esto implica «picar la tierra», limpiarla (abonar y desinfectar), trazar 

los surcos, marcar los agujeros donde se depositarán las semillas («ahoyado»), 

trasladar la semilla y sembrar.

Durante el crecimiento de la planta, que dura aproximadamente tres 

meses, se aplica abono o fertilizante, herbicida o fungicida, se revisa y limpia 

la planta, se riega, se realiza el «juntado y volteado». El riego se realiza de 

dos maneras: manual o con mangueras. Dado que se trata de extensiones de 

tierra pequeñas, no se requiere sistemas de riego tecnificados.

La planta de tomate crece en un período que puede durar de tres y medio 

a cuatro meses, según el clima. En verano crece más rápido. 

Con el auge tecnológico, se ha generalizado la producción en ambientes 

controlados, como el cultivo bajo invernadero. En las zonas productoras de 

tomate en el país se observa cada vez más el uso de casa malla

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,  aunque en el 

territorio todavía no se ha extendido.

En el cultivo de tomate se emplean diversas herramientas: azadón, machete, 

bomba de mochila, cova, pala, podadora, rastrillo, barreta, codo, sierra, 

martillo, pita, removedor, hoyador, tijera para podar, sopladora, aradora. Tanto 

los insumos como las herramientas se pueden adquirir en el mercado local 

o municipios aledaños. Generalmente se compran al contado. Muy pocos 

utilizan crédito y algunos, compran de las dos maneras.

El tomate se puede cultivar y cosechar prácticamente durante todo el año, 

aunque la mejor temporada para desarrollar y cosechar el fruto son los meses 

de verano. Se trata de un producto cuyo cultivo implica mucho riesgo y una 

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 Es una tecnología que facilita la producción en ambientes controlados. Consiste en una malla 

de polietileno que se coloca sobre el cultivo, con una porosidad suficiente para permitir el 

flujo de gases y oxígeno de una producción al aire libre pero con capacidad para no permitir 

el ingreso de plagas. Para los productores es una tecnología que incrementa la productividad 

al mejorar el rendimiento de los cultivos, controlar la calidad del producto, reducir el riesgo 

de plagas y enfermedades, y controlar las condiciones climáticas.