La construcción de un amaq’ moderno: Los Copones, Ixcán, Quiché (1760-2015)
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material– de sus territorios históricos, al incluir dentro de su
pasado común las personas, la cultura y el espacio territorial
de los ch’ol ya integrados con ellos. Es necesario recalcar
que la región no quedó despoblada en su totalidad, y las
mismas narrativas q’eqchi’ de Los Copones hacen referencia
a encuentros casuales con habitantes de grupos diferentes
a ellos. Sin embargo la densidad poblacional que se tuvo
durante el período Clásico en todas las tierras bajas nunca
más se ha vuelto a alcanzar.
Es posible que estas poblaciones actuales tengan entre sus
antepasados a gente ch’ol, pero fue con los q’eqchi’ –por
razones geográficas, económicas y culturales– con quienes
la relación fue más intensa. Algunos lugares, como el
pueblo de El Chol, en Baja Verapaz, muestran hasta qué
punto –a través de las «reducciones»– llegó a establecerse
la población ch’ol entre poblaciones etnolingüísticas
del altiplano. De este modo la reducción a pueblos de
los dominicos y los demás factores ya mencionados,
provocaron que hacia 1750 la población ch’ol de la actual
Alta Verapaz fuera q’eqchi’ casi en su totalidad. A su vez
esta nueva población q’eqchi’ tenía ya muchos de los rasgos
de las poblaciones mayas de las tierras bajas dentro de su
cultura cotidiana, elementos que incluían la tradición oral
sobre los orígenes y otros relatos de tipo simbólico, como
la relación con los cerros, animales y plantas, entre otros.
Se propone esta fecha porque en la Recordación florida de
la década de 1690 todavía se menciona al oriente de la
Verapaz como tierra habitada por los «ch’ol y lacandón», en
la figura 6. Cincuenta años después, como se verá adelante,
ya no se habla de población ch’ol en la región, únicamente
algunas referencias como grupos pequeños dispersos.