La construcción de un amaq’ moderno: Los Copones, Ixcán, Quiché (1760-2015)
23
como sus trayectorias históricas, implicaba una mayor
dispersión de las comunidades, una menor centralización y
la habitación y control relativo de territorios más extensos
que los del altiplano.
Su posición de «frontera» con respecto de los mayas de
tierras bajas (ch’ol y ch’olti’ en su caso), impactó en la cultura
q’eqchi’ y en sus formas de organización, convirtiéndose en un
punto intermedio entre los mayas de tierras altas y los mayas
de tierras bajas.
42
Su mayor descentralización y aislamiento
permitió también que el sistema finquero adquiriera
comunidades enteras dentro de sus fincas y tomado a sus
miembros como trabajadores de las mismas, mientras la
amplitud y densidad poblacional de la región permitió
el escape y huida hacia regiones poco habitadas o baldías,
principalmente en las tierras bajas.
43
Sin embargo este patrón
de migración llevaba más de un siglo de realizarse, pero solo
fue con las reformas de los segundos liberales (1871-1944)
cuando adquirió un carácter masivo.
44
42 En realidad, a pesar de pertenecer a la rama k’iche’ana, los q’eqchi’
son culturalmente más parecidos a los grupos ch’ol y yukateko que
a los k’iche’, además de que la interacción muy fuerte con dichos
grupos modificó parte de su propia gramática (Sergio Romero, 2014,
comunicación personal).
43 Matilde González-Izás, Modernización capitalista, racismo y violencia:
Guatemala (1750-1930) (México: El Colegio de México, 2014).
44 Algunos trabajos que abordan esta perspectiva -y sus consecuencias
políticas- son: Wade Kit, «Costumbre, conflict, and consensus: Kekchí-
finquero discourse in the Alta Verapaz, Guatemala, 1880-1930» (Tesis
de doctorado, Tulane University, 1998), y Julie Gibbings, «‘Another
Race More Worthy of the Present’: History, Race, and Nation in Alta
Verapaz Guatemala, c.1860s-1940s» (Tesis de doctorado, University
of Wisconsin-Madison, 2012).