Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales

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Chicamán) o cruzando el río Chixoy hacia Cobán. Estas rutas, 

llenas no solo de historia sino de ritualidad y simbolismo, 

expresan también los fuertes vínculos de los q’eqchi’ de Los 

Copones con su territorio y su identidad, que va más allá de 

sus comunidades constitutivas. Este territorio, que se ha ido 

transformando a través del tiempo, muestra la vitalidad de las 

formas de organización mayas, una de las cuales –el amaq’

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– 

es el centro de la discusión en este trabajo. Es necesario 

aclarar acá que el uso del término amaq’ para explicar la 

organización moderna de Los Copones podría ser tomado 

como un anacronismo por el lector, dado que ese concepto 

se usó durante el período Posclásico (900/1000 - 1524/1697) 

y buena parte de la colonia para designar conjuntos de 

comunidades con un origen común y/o fuertemente 

relacionadas entre sí, pero que posteriormente fueron 

sustituidos por las modernas formas de los «municipios». 

Sin embargo su uso acá se hace tomando en cuenta que las 

lógicas culturales, históricas y sociales antiguas de los q’eqchi’ 

se han mantenido por largo tiempo, particularmente en las 

comunidades más aisladas (no solo entre los q’eqchi’), y que 

así como la idea de «municipio» no es la misma del siglo 

XIX, del mismo modo la idea de amaq’ no es la misma del 

Posclásico o del siglo XVIII.

2 El 

amaq’ era una estructura de nivel medio o una que refería a un 

ámbito rural –dependiendo el autor– muy común durante el período 
Posclásico (900/1000 - 1524/1697) en el altiplano maya. Constaba 
de varias comunidades (chinamit) relacionadas entre sí por linajes 
(alaxik) y otras formas de parentesco, con uno o varios centros, 
generalmente fortificados, donde se reunían los representantes 
y autoridades, y posiblemente era un centro de defensa, ritual y 
comercio. Los detalles sobre el amaq’ y otras formas de organización 
mayas del altiplano se discuten más adelante. Al mismo tiempo se 
utiliza la nomenclatura k’iche’ para los términos de organización 
(la más conocida y utilizada entre los académicos), a excepción de 
cuando se indique lo contrario.