La construcción de un amaq’ moderno: Los Copones, Ixcán, Quiché (1760-2015)
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muy especial dentro de la investigación sobre comunidades
indígenas en Guatemala, que confirma los estudios sobre
sociedades prehispánicas, en particular sobre el carácter
heterárquico y rizomático de las formas de organización de
las sociedades mayas. Quizás los rasgos más importantes que
explican su permanencia, fuerza y versatilidad.
En la actualidad, las comunidades de Los Copones han
debido legalizar su condición de «comunidades indígenas»
ante el Estado guatemalteco, frente a las crecientes amenazas
a su integridad territorial. A pesar de haber comenzado a
pagar por la tierra que siempre les ha pertenecido, por
los reclamos de la municipalidad de Chinique (ahora un
pueblo mayoritariamente k’iche’ y no ladino, que también
ha cambiado desde los reclamos de los milicianos liberales
a finales del siglo XIX), los q’eqchi’ vieron interrumpido el
proceso no solo por Chinique (que no les devolvió el dinero
ya pagado y aumentó el precio del terreno), sino que además
deben luchar contra proyectos de despojo y destrucción de
su territorio como el de la hidroeléctrica Xalalá y la invasión
de cuerpos ilegales, algunos incrustados dentro del mismo
Estado. En el caso de estos dos últimos se logró su retiro
físico pero continúa el temor y, en el caso de la hidroeléctrica,
se paró el proyecto y los funcionarios que lo impulsaron –el
expresidente Otto Pérez Molina y el exministro de Energía
y Minas Erick Archila– se encuentran, uno preso y el otro
prófugo por casos de corrupción al más alto nivel.
q’eqchi’ es el supuesto origen reciente de sus comunidades (y donde
el artículo de Asier Andrés demuestra de mejor manera su postura).
Las memorias comunitarias y la documentación externa (incluyendo
la de finqueros como Karl Sapper, que lo que menos buscaban era
defender la propiedad comunal q’eqchi’) rebaten estos argumentos
con solidez.