La construcción de un amaq’ moderno: Los Copones, Ixcán, Quiché (1760-2015)

97

y más allá de ellas. Estas formas culturales, ontológica y 

cosmológicamente diferenciadas muchas veces aparecen 

disfrazadas o mezcladas con otras de origen foráneo, lo que 

provoca que se complique su identificación e interpretación. 

Ante este panorama es más sencillo, casi inconsciente, 

recurrir a la seguridad de las teorizaciones y las referencias 

empíricas del saber occidental. Pero, como se vio en el caso 

de las toponimias en Los Copones, muchas veces también 

tiene que ver con el «grado de confianza» que la comunidad 

(o los informantes) establecen con el investigador. Que 

existan informantes claves, y que ellos sepan mucho sobre 

su comunidad, no significa que van a compartir todo lo 

que conocen o, más importante aún, que lo compartido 

va a corresponder a la forma en que «comunitariamente 

hablando» se entienden determinados conocimientos. Esto 

es importante a tomar en cuenta no solo para el caso de Los 

Copones, sino para prácticamente cualquier investigación 

que involucre el relacionamiento con grupos humanos. Esto 

no significa dejar de lado un análisis crítico de la información 

que se recibe, pero ser críticos con las fuentes no significa 

anularlas a priori solo porque no coinciden con las certezas 

propias del investigador a cargo.

A pesar de que los q’eqchi’ de Los Copones no utilizan los 

términos de chinamit o amaq’, en otras comunidades sí ha sido 

posible documentar el uso de términos locales para referirse 

a formas de organización comunitaria. Por ejemplo en San 

Miguel Totonicapán aparecen los términos «parcialidad» o 

«cantón» que refieren al chinamit,

125

 mientras en Sololá aparece 

el de chinimital.

126

 En Momostenango también aparece el 

uso del término alaxik para referir a las familias ampliadas 

125 Ekern, Chuwi Meq’en Ja’.
126 Barrios, Tras las huellas; Smith, Runuk’ulen.