Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales

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centros poblados más cercanos –Cobán y Uspantán, entre 
40 a 60 kilómetros en línea recta, muchos más en la ruta 
real (58 y 62 kilómetros respectivamente)– se intensificó 
en la primera mitad del siglo XX y eso permitió que Los 
Copones alcanzaran su mayor extensión territorial, además 
de cristalizar la identidad diferenciada que caracteriza a todo 
amaq’ respecto a sus vecinos. La progresiva separación de 
las comunidades de la Zona Reina –integradas entre sí y con 
facilidad de comunicación interna más que con el resto de Los 
Copones– propició que el crecimiento del amaq’ implicara 
abarcar la totalidad de la finca Patio de Bolas Copón, es 
decir una expansión con rumbo poniente y norte. Las 
comunidades en este momento siguen su patrón disperso, 
aunque progresivamente se van constituyendo centros 
comunitarios más grandes. El hecho de que se trate de 
comunidades creciendo a similitud de un rizoma no implica 
un proceso con la misma lógica y ordenado, sino que está 
determinado por múltiples causales que lo van configurando. 
Del mismo modo el ordenamiento heterárquico entre todos 
los molam constituyentes también se ha ido modificando con 
el pasar del tiempo.

La traza urbana actual de las comunidades del amaq’ tiene 
mucho que ver con la llegada del ejército en la década de 
1980. Mientras las comunidades del Ixcán Grande eran 
consideradas subversivas –aliadas al Ejército Guerrillero 
de los Pobres (EGP)–, en Los Copones se dio un proceso 
de invasión del ejército nacional, que centralizó a las 
poblaciones a la fuerza y cuyo rasgo característico era la pista 
aérea, a cuyo alrededor se construyeron varias casas y donde 
incluso se destruyeron algunos montículos prehispánicos 
que servían como altares sagrados de la espiritualidad q’eqchi’