Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales

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constata en una entrevista colectiva realizada en San Miguel Acatán. Otras personas, con dificultad, se 

vuelven a insertar a las labores de la economía rural del mismo municipio al que regresan.

De hecho uno quisiera hacer muchas cosas, pero el factor económico nos impide hacer. Uno 

acá es que no hay dinero, negocio podría haber, pero no hay compradores, no hay venta. No se 

puede salir adelante a corto plazo. La única opción que tenemos todos es intentar volver allá.

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En conclusión, la experiencia de los migrantes retornados tiene la posibilidad de manera más pronta 

de constituirse en semillas para el emprendimiento de alternativas en sus municipios, de potencializar 

lo aprendido en Estados Unidos y de ampliar las actividades que ya realizaban antes de migrar. Se 

percibe en ellos liderazgo y propuestas de cambio de su situación personal y familiar; en algunos casos 

logran vincularse con la Iglesia católica o a experiencias de organización comunitaria y de poder público 

(alcalde de San Mateo Ixtatán). 

Mientras que la identidad del deportado se está definiendo en una experiencia de constante contradicción, 

entre quedarse o intentar regresar a Estados Unidos, entre la añoranza y frustración de lo no realizado ni 

concluido. Esta inestabilidad a la que se enfrenta, en especial si ha dejado familia en el país del norte, lo 

hace poner todas sus energías en el objetivo de su regreso. Lo que sí es posible encontrar en los migrantes 

deportados es que les mueve resolver la situación de desintegración familiar, inquietud que puede 

aprovecharse para generar procesos organizativos y crear vínculos con organizaciones que articulen 

acciones judiciales y de defensa de los derechos humanos frente a una posible reforma migratoria. Estos 

migrantes también pueden llegar a constituirse en personas que transforman sus condiciones, con el 

objetivo de insertarse en su comunidad de origen. No cabe duda que, aunque la experiencia haya sido 

negativa, ganaron nuevas enseñanzas. 

“Si no hay oportunidad de volver a ese bendito lugar, yo sí estaría dispuesto a apoyar en lo 

que sea necesario. Tal vez hay experiencia y eso se podría compartir y quisiéramos que alguien 

más nos siga capacitando… Otra línea sería hablar con jóvenes allá para tener la madurez al 

llegar allá. En caso de que haya una reforma, quizás hay una oportunidad de 200 mil casos que 

podrían ingresar a Estados Unidos por casos especiales. A quién ir a buscar, dónde ubicarse 

para presentar sus casos. A veces es escuchado. ¿Dónde ir nosotros y con quién buscar apoyo? 

¿Quiénes son los defensores de los emigrantes? Si allá hay una organización uno llega a saber 

dónde acudir”.

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Este relato de un migrante deportado muestra su indecisión por asentarse en su comunidad de origen, 

pues su retorno no ha sido voluntario, por ello sus mayores expectativas están en lo que aún puede 

lograrse en Estados Unidos, pues ha dejado familia allá; pero manifiesta que si tuviera que quedarse, 

podría organizarse aquí. Por ello en una de las entrevistas colectivas realizadas con migrantes, 

principalmente deportados, dos de ellos se ofrecieron para iniciar una experiencia organizativa para 

atender las diversas necesidades que están presentando en sus comunidades de origen, ya que quieren 

encontrar alternativas.

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78 Migrante deportado de San Mateo Ixtatán, noviembre 2013.
79 Entrevista colectiva con migrantes deportados en San Mateo Ixtatán.
80 Entrevista colectiva con migrantes, San Mateo Ixtatán..