Estar aquí y estar allá
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conflicto que ha vivido Guatemala, la sociedad civil organizada entró en una dinámica de implementación
de los Acuerdos de Paz suscritos para dar fin a la guerra interna. Así, integrantes de organizaciones
campesinas, indígenas, académicas, iglesias —con el apoyo de la cooperación internacional— fueron
capacitados y realizaron ejercicios de “incidencia política” mediante diferentes espacios de diálogo
y negociación para lograr una serie de políticas públicas y reformas legales, proceso no alejado de
otras experiencias latinoamericanas como lo expone Cañete al referirse al concepto de
advocacy y las
experiencias vividas post Guerra Fría.
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En este contexto, la categoría potenciada fue la de actor y
sociedad civil, vinculada a la “incidencia política” con la finalidad de provocar fundamentalmente un
cambio en políticas públicas, institucionalidad y ordenamiento legal.
Bajo el enfoque de influir en política pública, especialmente en sociedades post-conflicto, se desarrollaron
procesos de organización llamados “empoderamiento de actores”. Esta categoría de “actores” fue un
método impulsado desde la experiencia y contexto de la sociedad norteamericana, que con su
advocacy
generó aquel esquema que WOLA (2006) importó masivamente (así como otros organismos como el
Banco Mundial y Banco Interamericano del Desarrollo), proponiendo manuales para la “incidencia
política”. Este concepto tiene su origen dentro del contexto de una “democracia funcional” con la
presencia de un Estado que implementa políticas públicas de forma racional y una sociedad dotada
de una conciencia de “ciudadanía”. Realidad que hoy dista mucho de aquella “democracia” marcada
como ideal, que tanto ha influenciado los modelos políticos de varios países; si se le confronta con el
paradigma de una “ciudadanía plena”, esta democracia funcional que aparecía como la solución, ahora
representa más bien el problema. Se reconoce que la concepción de “incidencia política” evolucionó
de una creación de capacidades técnicas y de gestión política para influir en el poder externo, hacia
un acceso por el control de recursos y la participación como forma de concesión de poder. Puede
además contribuir a potenciar y fortalecer a la sociedad civil, especialmente de los sectores excluidos,
abordando la dimensión de las dinámicas de poder y ampliación de su conciencia política e identidad
ciudadana, aunque se reconoce su difícil aplicación en sociedades post-conflicto,
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especialmente como
la guatemalteca, donde las relaciones de poder se han configurado históricamente en total desigualdad
y donde el proceso de paz que pretendía el desarrollo de la democracia y un mejor bienestar para la
población ha ido debilitándose paulatinamente.
Por tanto aquí interesa argumentar cómo este proceso de querer influir en las dinámicas de poder a
través de la “incidencia política” se tornó vicioso y tramposo, porque mientras los actores adquirían
capacidades para influir hacia un poder externo, su poder interno no superó la fragmentación producida
por la guerra ni tampoco puso énfasis en la revisión de sus discursos y prácticas políticas acorde a
los nuevos desafíos. Este proceso tampoco confluyó en la cristalización del establecimiento de nuevas
realidades a favor de la población más desfavorecida.
Así las relaciones de poder se han hecho cada vez más complejas y desiguales, el espacio de principal
preocupación fue el Estado que se hizo cada vez más débil y difuso, con menos capacidad para crear
condiciones de vida para la población mayoritaria. De tal manera que se fue haciendo una brecha más
grande entre los sucesos de una dinámica política en los espacios público-formales, los urbano-céntrico
y los económico-políticos, micro y desde los diversos territorios y actores.
47 Rosa Cañete,
Democracia efectiva: Cómo hacer incidencia política desde la sociedad civil. Dos casos de estudio en República Dominicana
(Santo Domingo: Centro de Estudios Sociales Padre Juan Montalvo S. J., Progressio, 2006), consultado septiembre, 2014.
http://controlatugobierno.com/archivos/experiencias/progressiodominicano.pdf
48 Cañete,
Democracia efectiva.