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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

que a diferencia del pasado cuando las entradas superaban al retorno, ahora se desarrolla 
un equilibrio entre ambas dinámicas. Lo que genera un saldo migratorio nulo. Canales 
(2014) también señala que la crisis económica afectó a los migrantes latinoamericanos 
mediante la precarización de sus condiciones laborales y de vida, incluso señala que, en 
contextos de crisis económica, la reproducción social y el mantenimiento del estilo de 
vida de los sectores altos y medios logran sustentarse mediante la explotación de la fuerza 
de trabajo particularmente más vulnerables, como lo son los migrantes latinoamericanos. 
García Zamora y Gaspar Olvera (2017) señalan sobre el impacto de la crisis económica 
en la migración mexicana:

Una vez que acontece la llamada Gran Recesión, en noviembre de 2007, el descenso en el flujo 
que ingresa a Estados Unidos se acentúa y se sitúa durante 2008 y 2013, entre 100 y 200 mil. Y 
se observa un estancamiento en el volumen de mexicanos asentados como resultado de las altas 
tasas de desempleo, que alcanza su máximo histórico para la migración mexicana en 2009 (13.3 
por ciento) para después descender hasta situarse en 2014 en 6.6 por ciento, período durante 
el cual las acciones del control migratorio siguen impactando a la emigración mexicana (p. 28).

Por otro lado, en 2014 cuando la economía norteamericana ya se había recuperado, el 
presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, reconoció la existencia de una «crisis 
humanitaria» en los EE. UU. debido a la llegada masiva de menores no acompañados y 
unidades familiares a la frontera estadounidense, principalmente a los estados de Texas 
y Arizona. En este momento se visibilizó que el alto número de migrantes procedente 
de los tres países del norte de Centroamérica había hecho colapsar los albergues para 
menores y las cortes de inmigración.

Entre los elementos que pudieron provocar esta crisis humanitaria en Estados Unidos 
están la aprobación en 2008 de la Ley William Wilberforce de Reautorización para la 
Protección de Víctimas del Tráfico de Personas (The William Wilberforce Trafficking Victims 
Protection and Reauthorization Act of 2008
 o TVPRA, por sus siglas en inglés). Esta ley 
prohibió que los menores no acompañados originarios de países no fronterizos con 
los EE. UU. pudieran ser deportados de forma inmediata y obligó a que un juez de 
inmigración decidiera sobre su futuro en Estados Unidos. Además, esta ley estableció 
que el menor solo puede ser detenido por 72 horas por el DHS antes de ser entregado 
al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) quien 
se encarga de velar por el interés superior del niño. En muchos casos esto significa que 
mientras el menor de edad asiste a las cortes, puede vivir con algún familiar que resida en