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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)
Golash-Boza (2016) plantea que la mayoría de los estudios que han abordado
las deportaciones desde los EE. UU. se han centrado en dos explicaciones: 1) las
deportaciones como mecanismo de control social y migratorio y 2) las deportaciones
como mecanismo que crea fuerza de trabajo vulnerable. Sin embargo, esta académica
sugiere la incorporación de otros elementos relevantes como las variables de género
y raza; además, propone superar la visión de las deportaciones únicamente como
un problema de política interna para verlas desde la perspectiva de la migración
internacional. Para Golash-Boza las deportaciones se comprenden mejor cuando
son vistas como parte del movimiento mundial del trabajo y del capital; y cuando se
analizan como una herramienta racializada y de género de la represión estatal que se
implementa en tiempos de crisis. Al respecto, Sassen (2014) también ha señalado: «La
actual política de inmigración en los países desarrollados entra progresivamente en
conflicto con otros importantes marcos políticos del sistema internacional y con el
desarrollo de la integración económica global» (p. 32).
Por último, es importante mencionar que al hablar de migración de retorno también
debe hacerse referencia al proceso de reintegración. El geógrafo nigeriano Oladele
Arowolo (2000) señala en su estudio Return Migration and the Problem of Reintegration que
tras el retorno es necesario que se desarrolle el proceso de reintegración a la sociedad
de origen, este proceso aplica tanto a las personas que retornan voluntariamente como a
aquellas que retornan de forma forzada. Para Rivera (2011) el estudiar el retorno como
un proceso social requiere incluir el estudio de la reinserción laboral y social como parte
medular del análisis. Además, se debe buscar comprender el papel de los retornados
«como agentes sociales que median entre las condiciones estructurales y las condiciones
subjetivas/objetivas que se entretejen en la experiencia, para diseñar estrategias de
reinserción» (p. 57).
Cassarino (2004) plantea que la posibilidad de que los migrantes se conviertan en agentes
de cambio y de desarrollo en el lugar de retorno depende de la forma en que hayan
previsto la preparación de su retorno. Para que el retorno sea exitoso, la preparación
requiere tiempo, recursos y deseos de parte de la persona migrante. Por tanto, existen
diversos niveles en la preparación para el retorno y difieren en términos de movilización
de recursos y grado de preparación. Con movilización de recursos, Cassarino se refiere
a tener recursos tangibles (capital financiero) e intangibles (contactos, relaciones,
habilidades). Con preparación, este autor se refiere a la disposición de los migrantes de
regresar a su país, al acto voluntario motivado por la recolección de suficientes recursos