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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

se encuentra actualmente en una etapa avanzada en donde migraciones previas generan 
nuevas migraciones y donde intervienen factores como: a) la profundización de las 
redes de tráfico, b) la expansión de redes comunitarias/étnicas de guatemaltecos en los 
EE. UU., c) la etapa de reunificación familiar; y d) el efecto demostración (Gramajo y 
Rocha, 2017). Sin embargo, es importante destacar lo que ha señalado Saskia Sassen 
(2014) al historizar la migración internacional: «Los datos de los últimos dos siglos 
demuestran que las migraciones laborales se ajustan a pautas tanto geográficas como 
temporales; no son flujos irreversibles que no hacen más que aumentar» (p. 182). Por 
tanto, para comprender la realidad migratoria guatemalteca es indispensable ampliar la 
mirada hacia las distintas etapas de los ciclos de la migración internacional.

Observar el caso mexicano, con una historia de migración hacia los EE. UU. de más 
de un siglo, puede resultar útil para ilustrar cómo los ciclos migratorios desarrollan sus 
propias etapas y lógicas. Durand (2016b) ha anotado ciertas tendencias de la migración 
reciente mexicana:

Hay indicios claros de que México ha dejado atrás la fase explosiva de la emigración, se ha 
terminado la fase de circularidad migratoria, los procesos de integración de la comunidad 
migrantes están en marcha y que en determinadas regiones del país la alternativa migratoria ya 
no es una salida, tampoco una prioridad (p. 268).

Por tanto, puede concluirse que la región del altiplano occidental guatemalteco se 
encuentra actualmente en una fase avanzada o explosiva, sin embargo, es posible pensar 
que con el paso de los años esta realidad cambiará y el flujo migratorio guatemalteco 
se transformará, posiblemente dándole un peso mayor a la migración de retorno de 
carácter voluntario. Sin embargo, esto dependerá también del contexto estadounidense 
y guatemalteco de los próximos años.

Una migración basada en metas y el retorno como horizonte. La mayoría de las 
personas retornadas que fueron entrevistadas en el altiplano occidental guatemalteco 
revelaron que migraron a los EE. UU. con la finalidad de alcanzar ciertas metas: pagar 
la deuda adquirida para el viaje, comprar un terreno, construir una vivienda, comprar 
un vehículo y generar algún ahorro para gastos familiares. Las personas retornadas 
expresaron que cuando migran no van con la idea de quedarse a vivir para siempre en los 
EE. UU., van pensando en cumplir estas metas y cuando logran alcanzarlas comienzan 
a pensar en el retorno. Generalmente desde antes de migrar se establece un tiempo para