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«Otra vez a lo mismo»: Migración de retorno y procesos de reintegración en el altiplano occidental de Guatemala

regreso, Manuel desea estar con su familia, vivir en su comunidad de origen. Una nueva 
migración no forma parte de su proyecto de vida.

Manuel sostiene que hay una gran diferencia entre retornar deportado o retornar de 
forma voluntaria: «Yo vine voluntariamente. Venirse voluntariamente es agarrar tus 
maletas y escoger, esto lo dejo tirado, esto me lo llevo, escoger lo que quieres. Te vienes 
tranquilo. Traje computadoras, traje dos máquinas de coser». Manuel no ha pensado 
migrar nuevamente porque ya logró cumplir su meta que era construir la casa y comprar 
el terreno. Sobre la vida en el norte, Manuel expresa:

Si sales de tu apartamento no sabes si regresas. Porque si manejas por una falla te pueden 
detener por eso, y si luego te detienen por la falla y por los documentos que no tienes, ya 
te deportan. Eso pasa, ese es un pequeño miedo que se vive allá.

Sí manejé. Luego uno tiene que estar bien alerta. Allá aprendí a manejar. Allá no se puede tener 
fallas, no como aquí. Hay que respetar todas las señales de tránsito, allá es todo en orden, no es 
como aquí. Yo vi cuando regresé en la capital, unos pitaban, unos cruzando; allá es como vivir 
gente decente (…) allá es más ordenado la ciudad.

A pesar de que en los Estados Unidos Manuel puedo hacer cosas que ni podría imaginar 
hacer en Guatemala, como manejar un automóvil, expresa que no podría vivir allá para 
siempre por dos razones: 1) por la falta de documentos y 2) por la ausencia de su familia. 
«Vivir allá es bonito, pero no se puede». Señala que uno de sus más grandes aprendizajes 
fue la disciplina del trabajo:

La experiencia que se vive allá, en lo mío solo es trabajar, diversión no, paseo tampoco. De 
hecho, mi vida ha sido así puro trabajo. Así sigo aquí, tengo dos trabajos. Así he salido adelante, 
no amontonar dinero pero que no falte la comida (…) Estuvo bien porque pude comprar los 
terrenos que tengo, ahora puedo sembrar, puedo hacer lo que yo quiero. Estuvo bueno que haya 
ido (…) Es mejor hacer algo que estar con las manos cruzadas, pensando. No hay que pensar, 
hay que seguir para adelante, no rendirse.

Sobre los estudios Manuel comenta que él cursó únicamente hasta sexto primaria, él 
apoya a sus hijos para que estudien, sin embargo, también respeta las decisiones que 
toman: «El niño ya no quiso estudiar, está trabajando en la agricultura. Le digo que 
trabaje, porque de sentarse no se puede vivir. La niña estudia los fines de semana, no toda