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«Otra vez a lo mismo»: Migración de retorno y procesos de reintegración en el altiplano occidental de Guatemala

Sentí alegría, de los años que él fue hacer y lo que pudo hacer. Fue muy contento. Fuimos un poco 
emocionados, incluso no lo reconocíamos, estaba un poco más gordo, allá cambia por el trabajo 
que tiene. Fue muy emocionante el momento en que él salió a la puerta y venía con las maletas.

Al llegar a la comunidad, la familia le tenía organizada una cena de bienvenida. Mientras 
tanto, Manuel buscaba la forma de adaptarse gradualmente a una realidad distinta a la 
que había dejado al irse:

Es algo que después sí se siente diferente porque uno cuando se va el recuerdo que uno lleva es 
como una foto que se va impresa en la mente y creer que pasan los años y las cosas siguen igual, 
pero no es igual. Cuando uno llega de regreso ya uno: «¿Qué pasó?, ¿por qué pasó eso?, ¡ya están 
grandes!, ¡como crecieron!» Se va en un lugar y vio todo, lo grabó en su mente, pasan unos 20 
años, regresa al mismo lugar, cree verlo igual, pero ya no es así, la construcción, el lugar cambia, 
todo eso. Eso vi yo.

A pesar de que durante sus últimos ocho años no había convivido con su esposa y sus 
hijos, Manuel expresa que no le fue difícil vivir juntos nuevamente: «No discutimos ni 
peleamos nada. Era de empezar, de trabajar de nuevo», incluso tuvieron dos hijos más 
tras el retorno de Manuel. La familia está feliz con el regreso del padre: «Ellos están 
felices y no hay nada que me reclamen». Desde el momento que retornó, Manuel inició la 
construcción de la casa en el terreno que habían logrado comprar gracias a los ahorros, 
además regresó a trabajar la tierra como lo hacía antes de irse. «Uno tiene que empezar 
de cero de nuevo. Empecé en la agricultura, en mis terrenos, empecé a vender. Luego el 
tiempo fue cambiando, ahorita ya no soy agricultor soy sastre».