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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

Para volver a dejar la familia no es fácil, en ese momento tenía un hijo y ahora ya son dos. 
Entones ya como para volverlos a dejar, se vuelve a repetir la historia. Y uno pues no sabe cómo 
le va a ir en el camino, uno puede planear eso, pero los planes de Dios para uno no son eso y 
sí le puede pasar algo a uno en el camino, todo se acaba (…) Por el momento no, volverme a 
endeudar de nuevo y viajar es un riesgo, no hay nada garantizado.

Luis ha tenido dificultades para poner en práctica lo aprendido en los EE. UU., sobre 
todo lo referente a la construcción debido a que las técnicas que se utilizan en Guatemala 
son distintas a las aprendidas en Norteamérica.

Casi no, lo que pasa es que como es diferente allá. Todo el tipo de trabajo de construcción, aunque 
esos trabajos los hacen aquí pero muy poco. Como ver tabla yeso y el techo es diferente, entonces 
aquí nada que ver. Aquí más piedra, block, hierro y allá no se usa mucho, solo estructuras y tabla 
yeso. Y así como le digo el techo es diferente.

Respecto a emprender un negocio, Luis comenta: «si uno piensa en emprender un 
negocio es diferente, pero se necesita mucho capital». De momento Luis trabaja como 
piloto, hace fletes de materiales de construcción y pone en práctica algo que aprendió en 
los EE. UU.: conducir vehículos.

Sí manejé. Transporte personal, carrito. No sabía manejar, allá aprendí. Allí sí la necesidad, 
porque conseguí trabajo, pero me quedaba algo retirado y no había quién me llevaba. Comprar 
un vehículo es como comprar una bicicleta. Rápido se compra y se maneja, pero sin licencia. Si 
lo hubieran agarrado allí le quitan la licencia o lo mandan deportado, depende verdad, si uno 
anda con cuidado no.

Al retornar a Guatemala decidió sacar su licencia de conducir, la destreza que adquirió en 
los EE. UU. es la que le permite tener ahora un trabajo como piloto. Al hacer un balance 
de su experiencia migratoria, Luis señala:

Para mí sí valió la pena al ver lo que se logró. Porque hay muchos que ya estando allá no 
aprovechan el tiempo. Porque allá sí se gana, pero si uno no administra bien el dinero lo malgasta 
allá mismo. Y cuando llega el tiempo de venir o a veces los deportan y llegan aquí con las manos 
cruzadas, como que uno lamenta y dice: «tuve la oportunidad, pero no lo hice, no aproveché». 
En cambio, uno fue y aprovechó el tiempo entonces no hay nada que lamentar. Yo no lamento 
nada, al contrario, agradecido de la oportunidad que se me dio, porque muchos han intentado 
irse y no logran llegar.