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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

son tus padres?», entonces yo le dije que soy de Guatemala. El policía se fue en su carro y me 
dijo «¿Puedes venir conmigo?» y ya tenía a la migración por teléfono. Me pregunta la migración  
«No te vamos a arrestar ahorita pero tienes un récord con nosotros y te puedes presentar en 
nuestra oficina».

Yo tomé la decisión, pues se cansa uno por estar escondiendo, pues no has hecho nada, 
simplemente porque vivís en ese país. Entonces le dije a mi esposa «voy a ir a ver qué me dicen», 
y fui a la oficina de migración y me arrestaron. Estuve por cinco semanas en la cárcel y salí con 
la ayuda de un abogado. Desde el 2013 salí de la cárcel y he estado peleando y peleando. Pero la 
administración de Obama decía «mientras no es un criminal, no separen familia», no había un 
arreglo de papeles, pero esa era la administración Obama y estábamos esperando por la ley de 

DAPA 

que estaba en proceso y que a lo mejor iba a pasar y no pasó esa ley. Así estaba, nada 

más tenía que chequearme con la migración cada tres meses, que si no había cometido un delito, 
que si no estaba haciendo nada, que si estaba trabajando, etcétera, etcétera.

No obstante, en 2017 la situación cambió para Javier y en su nueva cita fue notificado 
que debía abandonar el país:

Ya llegó la administración del presidente Trump y por las razones que ya había tenido una 
deportación anterior no me dieron más oportunidades. Tenía un oficial que estaba encargado de 
mi caso y el oficial dice: «no puedo hacer nada por ti porque no hay leyes que te pueden cubrir». Y 
él me dio tantas opciones, que podría probar en este lado, reabro tu caso con un juez, someto una 
aplicación de acción diferida, que quería decir que me puedo quedar mientras que hubiera una 
reforma y me lo rechazaron. El director del ICE de Estados Unidos me lo rechazó. Y el oficial 
dijo «lo siento, no puedo hacer nada por ti, no lo tomes personal pero no puedo hacer nada por ti».  
Le dije: «¿Puedo ir por tierra?» y me dice «sí, no estás haciendo nada malo y solamente si no sales 
del país, te podemos arrestar».

Así que Javier tomó la decisión de salir del país: «Es muy difícil tomar esas decisiones 
porque pasé más de la mitad de mi vida allá, 24 años en Estados Unidos y tan solo viví 
16 años aquí como jovencito, es un poco duro porque sin conocer Guatemala». Javier 
también decidió hacer el viaje de regreso por carro, atravesando el territorio mexicano 
hasta llegar a su natal San Lorenzo. Sobre el reencuentro con su familia tras 24 años de 
haber vivido en EE. UU. cuenta: «Mi mamá descansa en paz, no la miré que se murió. 
Pero sí mi papá, estoy con él. Está muy feliz, tiene 81 años».