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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

de trabajo de campo realizada en cinco municipios del altiplano occidental guatemalteco 
se determinó que hacia finales de 2016 los coyotes ofrecían tres tipos de viaje: a) un viaje 
«especial» (sin atravesar el desierto, de principio a fin en buses y automóviles) que podría 
costar entre 75 000 y 95 000 quetzales; b) un viaje de puerta a puerta hasta la casa del 
familiar en los EE. UU., que costaba entre 40 000 y 60 000 quetzales; y c) un viaje hasta la 
frontera mexicana-estadounidense para entregarse al Servicio de Inmigración y Control 
de Aduanas, el cual podría costar solo 15 000 quetzales (Gramajo y Rocha, 2017).

Tanto en el caso de Zacarías como en el de Efraín se percibe un claro desconocimiento 
de la legislación migratoria, ambos creyeron en las promesas de los coyotes y pensaron 
que sería fácil quedarse en los EE. UU. Sin embargo, no sabían que al llegar a la 
frontera estadounidense tendrían que pelear su caso ante las autoridades migratorias. 
Generalmente las unidades familiares tratan de pelear casos de asilo, sin embargo, la falta 
de suficientes pruebas para probar la necesidad de protección internacional impide que 
sus solicitudes sean aprobadas.

 -El tiempo de estancia en los Estados Unidos y el proceso de deportación

Zacarías y Efraín desconocían las leyes migratorias que les permitirían quedarse en 
EE. UU., sin embargo, decidieron arriesgarse. En ambos casos lograron quedarse en el 
país del norte de forma temporal, mientras su caso era resuelto en las cortes. Ambos 
tuvieron acceso al Programa de Supervisión Intensiva de la Presencia (ISAP)

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, que les 

permitió tener una alternativa a la detención y quedarse en Estados Unidos junto a sus 
hijos mientras atendían las audiencias en la corte. A pesar de tener el grillete de monitoreo 
electrónico, Zacarías y Efraín optaron por buscar trabajo lo que les permitió pagar la 
deuda y enviar algo de dinero a Guatemala. Durante su estancia también cumplieron con 
los requisitos para el cuidado de sus hijos; en el caso de Zacarías enviaba a su pequeño 
hijo a una guardería y en el caso de Efraín enviaba a su hija a la escuela. Otro de los 
requisitos que debieron cumplir fue acudir a todas las citas de las cortes de inmigración, 
por lo general, las personas migrantes también recurren a la contratación de un abogado 
que les apoye a llevar su caso.

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 Este programa fue autorizado por el congreso de Estados Unidos en 2002 como una alternativa a la 

detención y con la finalidad de dar seguimiento a la persona migrante mientras atiende las audiencias 
en la corte y hasta que tengo una orden final de expulsión.