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«Otra vez a lo mismo»: Migración de retorno y procesos de reintegración en el altiplano occidental de Guatemala
Los abogados también nada más aprovechan a la gente. Estoy viendo yo que a través del migrante
los abogados están comiendo bien, los abogados están felices. Por el inmigrante hay trabajo (...)
Ahora con familia entrando está mejor para los abogados, pero para la gente no está bueno. Hay
organizaciones de migrantes que están apoyando.
A pesar de que no logró quedarse en EE. UU., Efraín muestra su plena confianza en la voluntad
de Dios: «Si Dios lo va a pasar a uno es que va a pasar, si Dios dice no es oportuno ir, pues
también Dios sabe. Uno no puede hacer su plan solo». Al preguntarle si intentará nuevamente
migrar expresa: «Estoy pensando regresar otra vez mojado (…) yo tengo miedo por la frontera,
porque se encuentra zetas o narcos. Nunca puede saber uno, porque México vive solo en eso. Por
eso yo decía gracias a Dios llegamos aquí sin una novedad, llegamos tranquilos»; su más grande
temor es morir en el trayecto: «es triste cuando te vas en una caja a tu país».
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La realidad de la migración de las unidades familiares
El caso de Zacarías y el de Efraín ejemplifican la realidad de la migración de las unidades
familiares, una situación que junto a la migración de los menores no acompañados ha
caracterizado la migración guatemalteca proveniente del altiplano occidental en la última
década. A continuación, se detallan algunas de las principales características de este tipo
de migración:
-El rumor extendido por los coyotes que conocen la ley de inmigración de los
EE. UU.
Zacarías y Efraín coinciden en mencionar que la información que daban los coyotes les
hizo pensar en la posibilidad de migrar acompañados por sus hijos para lograr ingresar
con éxito en territorio estadounidense. En diferentes municipios del altiplano occidental
guatemalteco son comunes los relatos que refieren que si un adulto migra con un
menor de edad o si el menor de edad migra sin compañía y se entrega a las autoridades
migratorias en la frontera logra quedarse en los EE. UU.
Incluso, desde hace algunos años, los coyotes comenzaron a ofrecer un viaje hasta la
frontera, el cual tenía un costo considerablemente menor porque incluía recorrer todo
el territorio mexicano y entregarse a las autoridades migratorias al llegar a la frontera
estadounidense. Este viaje también era ofrecido como menos peligroso porque no
implicaba atravesar el desierto. Efraín narra que el coyote le cobró 46 000 quetzales por
llevarlo a él y a su hija de 15 años, una especie de «paquete especial». En una experiencia