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«Otra vez a lo mismo»: Migración de retorno y procesos de reintegración en el altiplano occidental de Guatemala

Gabriel fue al municipio de Malacatán a buscar a familiares de su madre, sin embargo, 
solo encontró a una tía anciana. Muchos de sus familiares han migrado y el vínculo con 
su madre se ha perdido. Considera que el haber ido a conocer el municipio de origen 
de su madre le permitió reflexionar sobre su situación actual y compararla con la de las 
personas que aún viven allí.

Vine, pero vine armado. Vine con conocimientos. No es como que me mandaron así sin nada. 
Entonces dije: «tengo que salir adelante». Así sinceramente, me puse a pensar en mi mente si 
hubiera crecido en Malacatán. Miré los niños sin zapatos, otros vendiendo chicles, otros pidiendo 
pan y dije: «ese fuera yo». Entonces yo tengo las herramientas, es parte de mí, dije: «tengo la 
mente, tengo la capacidad». Entonces eso me abrió los ojos.

En Malacatán no encontró vínculos familiares estrechos por lo que optó por quedarse 
a vivir en la ciudad de Quetzaltenango. Además de su trabajo, Gabriel ha continuado 
con su música y entrenando a boxeadores. Actualmente, con 33 años, Gabriel sueña con 
construir una casa propia en Guatemala, esta vivienda sería para él y para sus padres 
quienes sueñan con retornar algún día a Guatemala. Además, en esta vivienda quiere 
albergar un centro para jóvenes en el cual se pueda tener un gimnasio para entrenar 
boxeadores, un estudio para producir música, un aula para enseñar break dance, clases de 
inglés y una biblioteca. Cuando se le pregunta si tiene deseos de regresar, Gabriel repite: 
«Yo no voy a robar un país que no es mío». Sin embargo, luego señala: «La única razón 
por la que regresaría es porque mi niña nació cuando me encerraron. Tiene 7 años, es 
hija de una norteamericana. Tengo comunicación más que todo con la niña, la mamá está 
resentida piensa que le dejé».

A 7 años de su retorno forzado, Gabriel aún extraña a su familia. Sus hermanos le han 
expresado su deseo de viajar a visitarlo, sin embargo, no desean venir a vivir con él a 
Guatemala. Uno de sus hermanos lo visitó el año pasado: «Ya se tranquilizó porque 
pensó que me iba a dejar caer, como sabe que aquí es diferente que allá, hay menos 
oportunidades». Este hermano actualmente estudia para ser abogado de migración. Al 
preguntarle sobre lo que demandaría al gobierno de Guatemala comenta:

Lo más básico, un mes o todavía unas semanas, un lugar donde quedarse, mientras se ubiquen. 
Una orientación, alguien que te diga así se trabaja, alguien que también lo haya pasado, que sea 
como un mentor, eso ayudaría (…) darle puntos donde puede haber trabajo, no buscarlos para 
ellos, pero darle una lista.