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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

Gabriel retornó a su país de nacimiento en un vuelo de deportados que llegó a la FAG en 
abril de 2010. Sobre el proceso de recepción narra: «No me dieron nada. Me dieron una 
llamada, pero era local. No tenía a quien llamar. Llamada internacional no me daban». 
Afortunadamente, en el mismo vuelo viajaba otro guatemalteco que había conocido 
en Arizona y fue quien lo acogió al momento de retornar a Guatemala. Gabriel fue 
acogido por una familia originaria de la zona 18 en la ciudad de Guatemala, esta familia 
le permitió hacer una llamada a los EE. UU., fue así como su madre, en medio de llantos, 
recibió la noticia de que su hijo había sido deportado y ya estaba en Guatemala. Sobre 
este momento Gabriel recuerda:

Era una desesperación, fue la primera vez que deseé muerte. Tanto que luché, tanto que traté de 
salir adelante, para llegar de vuelta a cero, para llegar a la mierda otra vez. Era una desesperación. 
Tantos años de luchar para no caer y caí aquí.

Su madre desde los Estados Unidos contactó a algunas organizaciones para ver si alguien 
podía apoyar a su hijo en Guatemala, así fue como contactó a una organización con sede 
en la ciudad de Quetzaltenango llamada Desgua.

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 A los dos días Gabriel fue trasladado 

por personas de esta organización hacia Quetzaltenango: «Cuando llegué a Xela lo vi 
como un pueblo, porque para mí ciudad es edificios altos. Pero sí me costó bastante». 
Esta organización lo apoyó para que pudiera asentarse y tener alimentación y hospedaje 
esos primeros días. También su familia desde los EE. UU. buscó la forma de apoyarlo: 
«Juntaron dinero de allá, como unos 200 dólares, mandaron para acá, me duró como un 
mes y medio nada más».

Desde su retorno a Guatemala ha tenido diversos trabajos que le han permitido 
sobrevivir. Ha trabajado de lava trastos y en hostales, sin embargo, el manejo del idioma 
inglés le ha servido para dar clases privadas de inglés y para trabajar en un call center. Sobre 
el trabajo en el call center Gabriel señala: «Solo 8 meses, no es para mí, no puedo estar allí. 
Allí no hay superación porque no aprende uno más. Solo 8 meses aguanté». A pesar de 
que no aguantó el ritmo de trabajo en el call center, reconoce que hizo muchas amistades 
en este lugar porque gran parte de los trabajadores son personas que han retornado de 
los EE. UU.; por tanto, hay un vínculo estrecho entre los trabajadores, en sus palabras: 
«sabemos de dónde venimos».

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 En el cuarto apartado de este trabajo se encuentra más información sobre el trabajo que realiza esta 

organización.