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«Otra vez a lo mismo»: Migración de retorno y procesos de reintegración en el altiplano occidental de Guatemala
estudiar. Desde los 17 años se dedicó al boxeo, a la música y al baile (break-dance). A los
18 años decidió volver nuevamente a la escuela para sacar el high school en una escuela
alternativa, en donde se le permitió cursar los dos años que tenía pendientes en menos
tiempo. Sobre sus años dedicados al boxeo comenta:
Allí fue donde saqué toda la furia, pero allí es donde empecé a aprender disciplina, una mentalidad
diferente, a ver el mundo más amplio. Mente de guerrero, no esperar que las cosas vengan, a
pensar «yo quiero esto, yo voy a trabajar»; a no tener la mentalidad de víctima.
Gabriel también trabajó en jardinería (landscaping) y limpiaba la nieve en la época de
inverno, sin embargo, no dejó de entrenar boxeo y de hacer música. Sobre esta etapa en
su vida Gabriel dice: «Me estaba yendo bien». Sin embargo, una multa de tránsito (traffic
ticket) por conducir sin licencia lo llevó a la deportación. En sus propias palabras:
Y entonces tenía que hacer solo nueve días, pero esos nueve días se convirtieron en seis meses
peleando mi caso. Perdí mi caso dos veces. Apelé, la segunda vez dije «Ya no puedo aguantar»,
ya era mucho, «Mejor mándame, este no es mi país, para que voy a andar robando un país que
no es mío». Ese mismo día que perdí [mi] caso, en la noche, me jalaron a la[s] 3 de la mañana y
tenían que esperar dos días mínimo para que me mandaran, pero fue esa noche. Mis papás no
sabían. Sabían que había perdido el caso, pero no sabían que me iban a mandar esa misma noche.
Ellos ni sabían.
El proceso de detención de Gabriel duró 6 meses, desde noviembre de 2009 hasta abril
de 2010, a pesar de las dificultades vividas durante esos meses, también reconoce que
este proceso le permitió crecer:
Dentro de esos casi 6 meses que estuve allí encerrado escuché muchas historias de tragedias,
diferentes historias, pero yo dije, «no hay ninguna historia que diga voy a salir adelante», entonces
yo dije «yo no voy a llegar a eso, eso no es vivir, voy a triunfar de una manera u otra».
Antes de ser deportado hacia Guatemala, Gabriel estuvo una semana en Arizona. En
este lugar conoció a muchas personas migrantes que habían sido detenidas mientras
intentaban ingresar a los EE. UU. y otras que se habían entregado a las autoridades. Esta
situación le hizo darse cuenta de la realidad de la migración irregular hacia los EE. UU. y
valorar el esfuerzo realizado por sus padres: «Ese momento me ha dado fuerza para no
fallar, para que miren que el sacrificio de mi papá no fue en vano».