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Los caminos de la creación artística, procesos de vida

hasta altas horas de la noche representaban un peligro en la época de la guerra. Asimismo, 
el rol que tenían las expresiones artísticas ante un sistema represor que castraba cualquier 
postura cuestionadora al sistema de gobierno y a las políticas de Estado de la época. Este 
sistema implantó sus acciones de terror al punto de desintegrar las raíces del movimiento 
artístico en Guatemala, que renace en gran medida posteriormente a la firma de los 
Acuerdos de Paz. 

Otro caso marcado por el exilio durante la guerra interna es el de Sandra Monterroso.

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Ella describe que tuvieron que irse con su familia a México porque miembros de su 
familia estaban directamente relacionados con los movimientos revolucionarios en la 
Universidad de San Carlos de Guatemala. Sandra recuerda: 

Tú sabes, en el tiempo del conflicto, estabas en la U y ya… [Refiriéndose a que solo por el 
hecho de estudiar en la Universidad de San Carlos, ya se tildaba a las personas de pertenecer 
a alguna agrupación guerrillera]. Entonces eran mis tíos y mi papá. Ellos tuvieron que salir y 
también la familia, era un ir y venir. Nunca vivimos en ciudades grandes como el D. F. Vivimos 
en Texcoco, que es una ciudad pequeñita y luego en Tabasco. También en Cárdenas que también 
es una ciudad pequeña de la costa, en el sur de México. Luego volvimos a venir. Posteriormente 
nos fuimos a Honduras, pero ya con trabajo de mi papá. Entonces tuve una niñez como muy 
migratoria. Mi hermana menor nació en México en los setenta. Yo tenía dos años. Regresamos 
definitivamente a Guatemala en el 89.

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Sandra identifica el proceso de tantos viajes como algo que marcó profundamente su 
vida y la de sus hermanos y hermana. Relata que son cinco hermanos: tres hombres y 
dos mujeres. De todos, a la hermana menor y a un hermano no les gusta viajar; tienen 
una necesidad muy fuerte de arraigo y de hogar. Por el contrario, a dos hermanos y a 
Sandra les gusta mucho viajar y cada vez que tienen la oportunidad, lo hacen. Enfatiza: 
«siempre está la cuestión de querer migrar, siempre está presente esa gana de ir y venir. 
Yo creo que es parte de haber vivido una niñez así. A veces siento como que ya quisiera 
arraigarme también. Es una sensación extraña».

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 Sandra Monterroso es reconocida nacional e internacionalmente en las artes visuales. Fue profesora 

del taller en artes visuales de ArteCentro. La información fue recabada en entrevista realizada el 28 de 

abril de 2017.

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Ibid.

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Ibid.