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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

siempre he querido hacer una obra sobre eso. (…) Incluso,  en un diplomado de Historia del Arte 
me hicieron tres preguntas: que por qué quería estudiar allí, que cómo me enteré del diplomado 
y que dónde vivía. Después me dijeron que por razones circunstanciales no podía ser aceptada. 
Saber qué razones, ¿verdad?  Yo de plano pensé que por donde vivo, creyeron que no podía 
pagar. (…) A mí nunca me ha pasado nada en la zona 18. Sí me han asaltado en la zona 1, pero 
en la zona 18 nunca, nunca.

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El enfrentar esta serie de prejuicios por parte de personas pertenecientes a otros sectores 
sociales, despertó en la artista un fuerte cuestionamiento hacia la sociedad guatemalteca, 
que construye prejuicios e imaginarios que estigmatizan y generalizan, al punto de impedir 
a las personas el acceso a oportunidades de trabajo, estudio y desarrollo personal por 
el simple hecho de residir en un lugar considerado como «altamente peligroso», lo cual 
es un obstáculo fuerte para acceder a un mejor nivel de vida. Esta situación también se 
convierte en fuente de creatividad: ante las problemáticas vividas, Yelena desea plantear 
su cuestionamiento a través de una obra artística.

La lucha por encontrar un espacio propio donde vivir fue parte de la experiencia vivida 
por Mariam Arenas, miembro del Laboratorio de Teatro de la Universidad Rafael 
Landívar. Ella relata el esfuerzo de su madre por encontrar una vivienda propia y los 
constantes cambios de lugar que vivió en su infancia. Primero vivió en la zona 5 en una 
casa alquilada, luego en Chimaltenango donde compartieron vivienda con una tía, donde 
experimentaron conflictos porque no era su espacio. Posteriormente, alquilaron una casa 
en la colonia Landívar, situada en la zona 7 de la ciudad capital, cercana al Trébol. Esta 
vivienda marcó la vida de Mariam porque está ubicada muy cerca del basurero de la zona 
3. Relata: «Crecí muy cerca del relleno sanitario, que aunque nunca tuve relación con 
nadie de allí, siempre estuvo presente porque el olor es invasivo. También estudiaba en 
una escuelita que estaba muy cerca».

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En este caso, el contexto está grabado no solo por el territorio concreto, sino por los 
recuerdos que son disparados desde el cuerpo, como el caso de ese olor tan fuerte que 
se vive como una constante invasión al tenerlo presente de forma constante. El contexto 
queda grabado en la memoria corporal. Dado que la obra 

Hambre y Tierra retrata la 

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  Información recabada en entrevista realizada con Yelena Chávez, miembro del grupo del taller en 

artes visuales de ArteCentro Graciela Andrade de Paiz, el 7 de marzo de 2017.

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  Grupo focal realizado el 8 de junio de 2017.