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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

1.4.2 El proceso de crearse e historizarse

A partir de las emociones vividas, algunos hechos se convierten en recuerdos, mientras 
otros se olvidan. Esta emoción puede explicarse a partir de la historia personal y colectiva. 
Dicha emoción es representada por las denominadas figuras de enlace, que son personas 
afectivamente cercanas que se convierten en punto de referencia para las imágenes que 
conformarán la memoria. Esto también da coherencia al relato. 

El efecto de historizarse tiene un papel muy importante para alcanzar la resiliencia. Las 
consecuencias negativas del entorno social y la crítica destructiva tienen una mayor 
incidencia en un niño que todavía no ha elaborado su propio relato. Pero un adulto que 
ya se ha historizado, tiene más recursos para defenderse ante el entorno y tomar lo que 
viene del exterior de una manera más crítica y menos invasiva a su autoconcepto. 

Es más fácil elaborar un trauma que se da de forma contundente en un momento, que un 
proceso en el que se vive de manera constante la violencia a través de «pequeños» hechos de 
la vida cotidiana. Según Cyrulnik, no es en lo inmediato donde hay que buscar las causas de 
las problemáticas, sino en la historia privada que se encuentra con la historia colectiva: «Es 
en los alrededores y en la anterioridad, donde hay que buscar los determinantes de nuestros 
virajes existenciales».

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 Desde esa perspectiva, se puede decir que historizarse es sanador. 

Además del factor emocional, existen elementos biológicos que dejan huella y determinan 
una tendencia a recordar ciertos hechos. Biológicamente, existen informaciones no 
conscientes que configuran el cerebro y nos vuelven sensibles a un cierto tipo de eventos 
más que a otros. Otra fuente que marca el recuerdo son las representaciones sociales. 

Existen dos niveles de memoria: el primero es sensorial, el cual deja huellas en el cerebro 
y el segundo es el de los recuerdos. En este nivel se forma la memoria a largo plazo y se 
encuentra en revisión constante a partir del relato interno. Con ello, se comprende que el 
cuerpo guarda el nivel más profundo de memoria, dado que la misma se queda grabada 
a nivel de las sensaciones, fuera del ámbito racional.

El autor sostiene que la vida es una resolución constante de problemas de adaptación; 
este proceso obliga a la elaboración de historias, más allá de las acciones defensivas o de 

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Ibid., 108.