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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)

acción analítica y por estas tijeras violentas de la razón (…) van conformando un lenguaje 

errático con el cual se hilvanan los contornos versátiles de lo real».

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Según el autor, las sociedades actuales han cortado los vínculos con la naturaleza, 

principalmente con la naturaleza humana. La educación y las representaciones sociales desde 

las cuales actuamos, nos han condicionado y domesticado a tal punto que se ha obstruido un 

desarrollo personal y colectivo a nivel integral. Se han coartado aspectos como la intuición y 

capacidades que permiten el crecimiento humano. Todo ello para formar individuos fáciles 

de controlar, sujetos a los ejercicios de poder de los sistemas dominantes.  

Aquí hay un importante contraste con lo que denomina «los trayectos sensibles de la 

formación artística», ya que el trabajo creativo rompe con los esquemas establecidos, 

cuestiona lo dogmático, crea espacios para reunir lo separado y entrar en una comunión 

afectiva en la que hay fusión de pensamientos y sentimientos en ambientes generados 

gracias a nuevas perspectivas desde lo sensible: «La formación artística es un camino 

ancestral que se redescubre en cada reunión sensible».

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A partir del pensamiento artístico se relacionan las experiencias interiores y exteriores de 

las personas, sus experiencias de vida. Es decir que hay procesos de intracomunicación 

y también un encuentro con los otros, que permite la convivencia en la diversidad y 

también es una forma de «espejearse» y descubrir el propio ser ante la mirada de esos 

otros que comparten el mismo tiempo y espacio.

Falcón retoma de Heidegger las tres raíces perdidas del concepto «ser»: vida, desplegarse 

y habitar. De allí construye tres estadios interrelacionados: cómo es la vida de las 

personas, su despliegue en el espacio y su existencia en el presente concreto, así como 

también en el imaginal.  

El sentido de toda actividad creadora es la búsqueda de la sustancia, es decir, lo que subyace 

a las realidades y los objetos. El autor toma como base el planteamiento de Aristóteles 

para entender el ser desde dos categorías: sustancia y accidente. Las realidades primarias 

y fundamentales, los sujetos de las cualidades, son la sustancia, mientras las secundarias y 

derivadas, son los accidentes. De esta cuenta el movimiento, la extensión y la duración son 

realidades secundarias o derivadas del cuerpo mismo, que sería la sustancia. 

10

  

Ibid., 7.

11

  

Ibid., 7-8.