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Los caminos de la creación artística, procesos de vida

En ese sentido, tal y como Roberto Falcón explica en el marco teórico, dentro del 
proceso creativo, el cuerpo se convierte en un espacio y un territorio para desplegarse 
y habitar el presente en relación consigo mismo y con quienes le rodean. Siempre hubo 
una insistencia de las directoras del laboratorio de teatro y del grupo de danza en que las 
y los artistas se concentraran en una intensa vivencia del tiempo presente, concentrarse 
en una total presencia con todos los sentidos para desarrollar su trabajo.

El proceso creativo involucra diversas inteligencias: la corporal, la emocional y la racional. 
Es así que como Falcón describe, es un proceso «aefectivo», que involucra la parte subjetiva, 
lo afectivo. Asimismo, una búsqueda de la sustancia, es decir, lo que subyace a la realidad 
evidente. Durante los procesos observados, siempre hubo un constante cuestionamiento 
acerca de diversos temas, según se profundizaba el trabajo. En un primer momento, sobre 
las bases de las obras: los temas a tratar, cómo configurar los trazos de movimiento en 
el espacio, el porqué de cada elemento implementado, cuáles son los objetivos, qué se 
quiere decir, cómo expresarlo. Todo ello determina las decisiones que se van tomando y 
le dan forma al producto final: la obra artística, que provoca ciertos efectos, primero entre 
quienes participan en ella y también en el público que las presencia. Es allí que la obra 
artística, como un discurso en acción, cobra nuevos sentidos.

El sentido del juego

Un aspecto fundamental del proceso creativo es el rol que juegan la improvisación, el 
juego y el error. Para la creación de la obra, los tres colectivos observados iniciaron 
el trabajo con una etapa de improvisación, en la cual se creó un espacio de expresión 
libre tanto sobre los temas pilares de las futuras obras, como en asociaciones con otras 
temáticas complementarias. Este momento fue muy importante, porque tal y como 
Jorge Kleiman explica, es una etapa en la que existe un diálogo entre el consciente y el 
subconsciente, dentro de un juego en el que no existe censura, sino la libertad de dejar 
fluir emocionalidades e ideas. Al final de esta primera etapa, se tomaron decisiones sobre 
los elementos surgidos de la improvisación que permanecerían en la obra. Hubo un 
cúmulo de ideas que quedaron fuera, pero fueron fundamentales para el nacimiento de la 
obra. Cabe la posibilidad de que en un futuro puedan retomarse para una nueva creación.

Dentro de esta primera etapa y también durante la maduración del proceso creativo, 
quienes tenían la función de dirección en los tres colectivos, mantuvieron la idea constante 
de hacer el trabajo como un juego. Tal y como Sabrina Castillo acota: «un juego serio, en