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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)
se tocan, chocan, se cargan, rompen los espacios vitales y las distancias convencionales
propias de otro tipo de colectivos sociales.
En el trabajo de los colectivos de teatro y danza, pudo observarse el desarrollo de un
tipo peculiar de escucha, un esfuerzo por hacerlo con todos los sentidos y no solo con
el oído. Durante los ensayos hubo una labor de encontrar maneras de escuchar con
todo el cuerpo, con la piel y poder sentir al otro a través de percibirle con una total
atención, involucrando incluso el sentido del olfato. Estos procesos implican un fuerte
trabajo interno y a su vez encontrar nuevas formas de interrelación con quien comparte
la escena. Según las palabras de Sabrina Castillo, «implosionar y explotar». Para ello
trabajan con especial énfasis en ejercicios de improvisación de contacto, que consiste
en generar momentos de expresión libre en el que los cuerpos dialogan más allá de las
palabras para lograr percibirse, sentirse en escena.
En el caso de las y los artistas visuales, también hay una relación entre distintas
corporeidades. Además del suyo propio, también consideran cuerpos a los materiales
con los que trabajan. Pueden ser cuerpos naturales como el agua, los metales que se van
oxidando, el barro, etc. De forma constante mencionaron que necesitaban dialogar con
estos materiales como si fueran seres con lenguajes propios expresados a través de sus
texturas, colores, temperatura, peso, tamaño, el estado sólido, líquido o gaseoso, si es
maleable o no. Asimismo, observar cómo se transforma un material en su deterioro y a
partir de allí generar nuevos significados.
La corporeidad también es concebida como un ritual. Tal es el caso de la artista visual
Sandra Monterroso, quien expresa que solamente al experimentar con el propio cuerpo
una experiencia, puede lograr una conexión profunda con su identidad, la cultura y lo
espiritual. Existe metafóricamente una fusión del cuerpo con los materiales de trabajo:
entender por ejemplo el tejido como una piel, la obra de arte en sí misma como un cuerpo.
En el caso del colectivo de teatro, fueron a visitar el relleno sanitario de la zona 3
para vivir en carne propia la realidad y las múltiples pobrezas donde existen personas
que sobreviven a partir de los desechos generados en la ciudad. Esa experiencia
que según sus palabras les «atravesó el cuerpo» les permitió comprender tanto las
emocionalidades y las interrelaciones como el propio espacio, el territorio concreto,
lo cual creó nuevas memorias corporales.