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Los caminos de la creación artística, procesos de vida

El artista explica que para crear la danza, se han planteado preguntas, lo cual ha sido 
un ejercicio interesante porque no buscan obtener respuestas, sino trasladar estos 
cuestionamientos al cuerpo, al movimiento mismo. Quedan entonces, quizá respuestas, 
pero también nuevas interrogantes, se descubren nuevos intereses. Este proceso 
permite recabar información mucho más profunda, tanto a nivel personal, como en el 
contacto entre corporeidades a nivel colectivo. Han experimentado que de esta forma las 
situaciones pueden abordarse desde múltiples aristas y a niveles más complejos que si se 
hace solamente a partir de la palabra.

También Jeffrey Ortega sostiene que cuando se trabaja desde el cuerpo, se aprende a 
desarrollar otro tipo de inteligencia, la que se encarna en el mismo cuerpo. Se aprende 
también a confrontarse consigo mismo, a traspasar los límites físicos, que lleva a superar 
otro tipo de límites mentales y emocionales. El hecho de saber que ha sido posible 
ir más allá del dolor físico o lograr movimientos de los que no se creían capaces, les 
fortalece para traspasar otro tipo de límites en la vida. Ortega describe: «Cuando llegaba 
a esos momentos, entraba en pánico, quería salirme del salón, ¡que me diera el aire! Yo 
suelo huir mucho de las cosas, pero esto me sirvió para trasladarlo a mis relaciones, 
por ejemplo, no abandonar la relación de pareja cuando surgen problemas. A veces me 
estaba hiperventilando antes de empezar, como sintiendo que no iba a poder y ¡aún no 
habíamos empezado! Ahora ya aprendí a permanecer a pesar del pánico. Tanto el querer 
permanecer en una danza como en una relación».

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El grupo de bailarines coincide en que vivir juntos el proceso creativo les ha fortalecido 
a nivel individual y también a saber manejar mejor las interrelaciones, las diferencias con 
los otros, los conflictos y desacuerdos.  

El hacer danza les ha llevado a conocerse más a sí mismos. Como expresa la bailarina 
Andrea Ayala: «Cuando bailo, estoy en el preciso momento para ser yo. Me encuentro, 
vuelvo al lugar de origen, cuando me enamoré de la danza, cuando todo empezó».

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En el diálogo con las y los bailarines, se hizo la observación de cómo han recibido 
comentarios por parte de gente cercana, ajena los círculos artísticos, de ver esta labor 

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Ibid.

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  Respuesta de Andrea Ayala a una pregunta de una persona del público, en la presentación de la obra 

20 preguntas sobre la danza, 10 de julio de 2017.