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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales

pero voy a venir”. La gente se me quedaba viendo como diciendo: ‘What’s wrong 
with her?’
. Yo oraba y mi papá se me quedaba viendo, y ahí fue que me creyó y dijo: 
Wow, de verdad quiere ir ahí’. Apliqué. Me aceptaron y uno de los sacerdotes de 
la universidad quiso conocerme. Sabía de mi caso porque en mi solicitud yo incluí 
el artículo que sobre mi apareció en el San Francisco Chronicle, para que vieran 
que no era mentira que yo no tenía dinero. Obtuve el ingreso, un trabajo, todo… 
Y me gradué de psicología el año pasado. Es un sueño hecho realidad. Ahora cada 
vez que paso por Fulton Street, me recuerdo».

Sofía estudió su licenciatura con mucho esfuerzo porque su padre cayó enfermo y ella 
tuvo que ir por las noches a trabajar con su familia en limpieza de restaurantes, oficio de 
sus padres y única fuente de ingresos de la familia. Ahora estudia una maestría y tiene un 
empleo en la University of San Francisco.

La condición de indocumentada de Sofía despertó una serie de reacciones solidarias.  
En gran parte porque era una dreamer, una etiqueta acuñada en 2001, pero que hasta 2012 
no obtuvo validación legal. Su historia es reflejo del impacto que cosechó la mejor etiqueta 
jamás inventada por los inmigrantes y sus aliados para multiplicar sus posibilidades de 
aceptación social y validación legal.

Como señala el especialista en estudios urbanos Walter J. Nicholls,

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 antes de 2001 

los dreamers no existían como grupo político. Había cientos y miles de jóvenes 
indocumentados enfrentando un conjunto de dificultades debido a su condición de 
personas «entre» dos países. Los dreamers son una construcción político-social que aspira 
a la realización jurídica. Esa categoría ha mostrado ser un poderoso artefacto ideológico 
para luchar por la inclusión de los migrantes. Del mismo modo que los desobedientes 
civiles de los años sesenta inventaron –visibilizaron– a una víctima de la segregación 
cuando Rosa Parks fue a prisión, los desobedientes migrantes inventaron unas víctimas 
cuando desgajaron a los dreamers del conjunto de los inmigrantes no autorizados. Aunque 
la segregación y su resistencia existían desde hace tiempo, antes que Rosa Parks fuera 
detenida, y aunque la segregación era el pan de cada día para los afroamericanos y esa 
activista afroamericacana fue la primera en desafiarla, tanto Martin Luther King como la 
National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) se percataron 
en seguida de las enormes potencialidades mediáticas del encarcelamiento de Rosa Parks. 

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  Walter J Nicholls, The DREAMers How the Undocumented Youth Movement Transformed the Immigrant Rights 

Debate (Stanford, California: Stanford University Press, 2013), 47.