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Políticas migratorias estadounidenses y resistencias de los centroamericanos indocumentados en la era de Trump
obrero-gerente. Mientras Reynaldo, el obrero, arregla un jardín; Reynaldo, el gerente
de ventas, envía al trabajador menos avezado a que coloque las tarjetas de su empresa
en todas las casas del vecindario. Algunos clientes empezaron su relación llamando al
número de esa tarjeta, que un desconocido prensó en su puerta. Antes de empezar el
trabajo, Reynaldo, el gerente, nos reparte camisetas verdes con el logo de su empresa,
que sí es legal, aunque su dueño no lo sea. Los tres quedamos uniformados: dos
indocumentados y un investigador, que en ese terreno es el trabajador menos calificado,
de hecho, el único sin destrezas y que por eso debe ser destinado a cargar mulch y ramas,
con la esperanza de que poco a poco se le puedan ir delegando tareas más exigentes.
El logo también se exhibe en todos sus vehículos de trabajo, sobre todo en la vieja troca
que tanto embeleso provoca en los jóvenes.
Boaventura de Sousa Santos se ocupó de este tema de la mimetización del sector
formal por parte del sector informal. En Pasárgada, nombre que da a la favela que
estudió hace más de cuatro décadas, los documentos «son estructuralmente similares
a los documentos privados del derecho del asfalto (…) De esta manera, el derecho
de Pasárgada toma prestado del derecho estatal el contorno general del formalismo
jurídico».
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Las microempresas de los centroamericanos indocumentados son un
espejo de las formas, recursos y protocolos de las grandes empresas: logos, camisetas,
papelería, vocabulario, rituales de negociación… e incluso valores. Uno de los resultados
de esta mimetización es que estamos ante trabajadores que parecen haber leído todas
las obras de Peter Drucker, el gran gurú del emprendedurismo, hecho que motiva una
primera interpretación: el pensamiento único ha logrado un dominio muy extendido.
Su hegemonía no es atemperada por clases sociales, credos religiosos, cohortes
generacionales o género. El culto al emprendedurismo es un caldo de cultivo apropiado para
la celebración y reforzamiento de la externalización de costos y la evasión no cuestionada
de las obligaciones patronales. El credo del emprendedurismo allana el camino al outsourcing
que el capitalismo necesita para revitalizarse. Su concomitante ethos extremadamente
individualista adjudica responsabilidades estrictamente personales por la posición que se
ocupa en la pirámide social y por los logros o fracasos económicos.
Los hechos no son tan planos que solo admitan un punto de vista. Sin excluir éste
primer acercamiento, cabe una segunda interpretación. Este emprendedurismo es también
caldo de cultivo del asentamiento y aceptación –vía el mercado laboral– de millones
de indocumentados. No estamos ante trabajadores a secas, sino ante trabajadores no
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Santos, Sociología…, 170.