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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales
que parecen infinitas. Despliega el frenesí de un alto ejecutivo de la bolsa responde a
llamadas telefónicas con intervalos de medios minuto: el socio le avisa que hoy saldrá
más temprano, un contratista cancela una reparación, un empleado pide más azulejos,
otro avisa que ya llegó al apartamento donde debe trabajar, pero no sabe en cuál baño
debe pintar la bañera, otro avisa que su vehículo se averió…y así ad infinitum. Lito arregla
una cita de emergencia con el mecánico, distribuye el material, lleva el carro al taller,
disuelve cien dudas y otros tantos malentendidos.
Este es un mercado laboral de alta segmentación étnica: taxistas y funcionarios del metro
afroamericanos, tiendas de árabes, supermercaditos de chinos o coreanos… Ahora:
pintores, techadores y jardineros, en gran parte salvadoreños, hondureños y guatemaltecos.
Los encargados de mantenimiento de los edificios, condominios, «comunidades cerradas»
y otros conglomerados habitacionales suelen ser dominicanos y portorriqueños. De ellos
depende el mantener una relación que vaya más allá de un contrato puntual. De ellos
depende, dentro de un rango establecido por la empresa, el monto del pago y es con
quienes hay que tener buenas relaciones. Lito es un maestro en ese arte.
Los complejos habitacionales o condominios tienen entre 15 y 25 edificios, en cada
edificio hay seis apartamentos. Las normas impuestas a los inquilinos suelen ser muy
estrictas. Los dueños de mascotas deben pagar 50 dólares el mes por cada mascota y
no pueden tener más de dos. Los animales exóticos, como gorilas y especies venosas,
no están permitidas. Los dueños de perros deben tener un seguro que cubra daños
por un mínimo de 300 000 dólares. Un responsable de mantenimiento garantiza su
buen funcionamiento de los apartamentos mediante la contratación de los expertos.
Él es el hombre al que los centroamericanos que ofrecen servicios de refinishing deben
endulzar el oído. Si es una persona gentil, será considerada como una aliada. Si es un
hombre mezquino y de trato áspero, será rebautizado como «tamagás» o con apodos
más infamantes. Muchos lo son, porque regatean, hacen trampa y venden su alma a
su empleador por pagar unos dólares menos, que mañana convertirán en un bono de
reconocimiento o una promoción laboral.
Mimetizando a las macroempresas
El arte de presentarse con mejores credenciales ante estos encargados de mantenimiento
estriba en la mimetización de los usos y costumbres, la papelería y la cosmética de las
grandes empresas. Las microempresas de los migrantes mimetizan a las grandes. Así
ocurre donde el capitalismo prescinde del costoso ejecutivo y se aligera mediante el