56

Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales

que parecen infinitas. Despliega el frenesí de un alto ejecutivo de la bolsa responde a 
llamadas telefónicas con intervalos de medios minuto: el socio le avisa que hoy saldrá 
más temprano, un contratista cancela una reparación, un empleado pide más azulejos, 
otro avisa que ya llegó al apartamento donde debe trabajar, pero no sabe en cuál baño 
debe pintar la bañera, otro avisa que su vehículo se averió…y así ad infinitum. Lito arregla 
una cita de emergencia con el mecánico, distribuye el material, lleva el carro al taller, 
disuelve cien dudas y otros tantos malentendidos.

Este es un mercado laboral de alta segmentación étnica: taxistas y funcionarios del metro 
afroamericanos, tiendas de árabes, supermercaditos de chinos o coreanos… Ahora: 
pintores, techadores y jardineros, en gran parte salvadoreños, hondureños y guatemaltecos. 
Los encargados de mantenimiento de los edificios, condominios, «comunidades cerradas» 
y otros conglomerados habitacionales suelen ser dominicanos y portorriqueños. De ellos 
depende el mantener una relación que vaya más allá de un contrato puntual. De ellos 
depende, dentro de un rango establecido por la empresa, el monto del pago y es con 
quienes hay que tener buenas relaciones. Lito es un maestro en ese arte.

Los complejos habitacionales o condominios tienen entre 15 y 25 edificios, en cada 
edificio hay seis apartamentos. Las normas impuestas a los inquilinos suelen ser muy 
estrictas. Los dueños de mascotas deben pagar 50 dólares el mes por cada mascota y 
no pueden tener más de dos. Los animales exóticos, como gorilas y especies venosas, 
no están permitidas. Los dueños de perros deben tener un seguro que cubra daños 
por un mínimo de 300 000 dólares. Un responsable de mantenimiento garantiza su 
buen funcionamiento de los apartamentos mediante la contratación de los expertos. 
Él es el hombre al que los centroamericanos que ofrecen servicios de refinishing deben 
endulzar el oído. Si es una persona gentil, será considerada como una aliada. Si es un 
hombre mezquino y de trato áspero, será rebautizado como «tamagás» o con apodos 
más infamantes. Muchos lo son, porque regatean, hacen trampa y venden su alma a 
su empleador por pagar unos dólares menos, que mañana convertirán en un bono de 
reconocimiento o una promoción laboral.

Mimetizando a las macroempresas

El arte de presentarse con mejores credenciales ante estos encargados de mantenimiento 
estriba en la mimetización de los usos y costumbres, la papelería y la cosmética de las 
grandes empresas. Las microempresas de los migrantes mimetizan a las grandes. Así 
ocurre donde el capitalismo prescinde del costoso ejecutivo y se aligera mediante el