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Políticas migratorias estadounidenses y resistencias de los centroamericanos indocumentados en la era de Trump
La innovación de Trump consiste en que ya no se conceda por defecto el derecho a aplicar al
asilo. Los oficiales de inmigración podrán, de forma expedita, determinar en cuáles casos
aplica y cuáles no. Este poder discrecional ya existía y de hecho ha sido muy estudiado
por el enfoque teórico que dice que la «street-level bureaucracy» [burocracia a nivel de la
calle, se refiere a los que están en contacto directo] es una especie de legislador oculto,
pues determina cómo y hasta qué punto se aplican las políticas. También fue estudiado el
poder discrecional de los jueces en Deportation Nation [Nación Deportadora] de Daniel
Kanstroom. Trump fue más allá en este terreno, oficializó el poder de esa burocracia
de la frontera con el «a juicio de un oficial de migración», reconociendo a los agentes
del Immigration and Customs Enforcement un poder de decisión del que no disponían
oficialmente, aunque algunos lo ejercían, extralimitándose en las funciones asignadas.
Otra profundización de las políticas anti-inmigrantes son las multas y sanciones a
quienes facilitan la presencia de las personas migrantes no autorizadas, no es una
novedad en materia legislativa. Es lo que quiso establecer la ley de Arizona SB 1070 y
otras legislaciones de los estados hechas a su imagen y semejanza. La novedad consiste
en elevar a la condición de procedimiento federal aquello que no ha sido puesto en
práctica en toda su severidad a nivel de los estados.
Ninguno de estos lineamientos, con que Trump entró en escena para asestar un sonoro
golpe a los migrantes no autorizados, no es una novedad, pero la suspensión de programas
como DACA y el TPS son el más cabal cumplimiento de las promesas que Trump
prometió durante la campaña por la presidencia, las cuales fueron políticas más ominosas
que las previamente existentes porque tienen el potencial de afectar a un elevado número
de migrantes que ya estaba en vías de legalización. Otro tanto cabe afirmar sobre la Raise
Act. En definitiva, Trump está golpeando con mayor contundencia a la migración legal:
DACAmentados, beneficiarios del TPS, hermanos y padres de migrantes legales e hijos de
migrantes legales que aplicaron al programa CAM.
Estas son las medidas, que quizás, pueden tener un similar impacto al traslape entre el
sistema penal y el migratorio, que sentó las bases para expulsar migrantes por delitos
menores o el programa e-verify [verificación electrónica] que se aplicó en muchas
localidades. Esas son las políticas con el potencial de añadir mayores amenazas sobre
los «legales» y no a los «ilegales» que Trump dice tener en la mira. El traslape entre
faltas penales y migratorias es el cambio legislativo que mayor daño ha hecho a los
migrantes indocumentados en décadas. Su potencial dañino es aún mayor debido a su
trasvase con las leyes llamadas «truth in sentencing» [cumplimiento de la totalidad e la