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Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales

Valoración de las «nuevas» políticas

Fue por consejo de su estratega jefe de la Casa Blanca –Stephen Kevin «Steve» Bannon– 
durante los primeros siete meses de su mandato que Trump se dedicó a tomar las riendas 
de las políticas migratorias a base de órdenes ejecutivas. Bannon estudió cuidadosamente 
la naturaleza del poder de las órdenes ejecutivas y concluyó, según establece el periodista 
Michael Wolff en Fire and Fury, que «no puedes gobernar por decreto los Estados 
Unidos, pero en la práctica sí puedes».

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 Mientras se preparaban para asumir el gobierno, 

en el intermedio de la victoria electoral y el ingreso al salón oval, Bannon y Stephen 
Miller, un antiguo ayudante de Jeff Sessions que sumó a la campaña de Trump, hicieron 
una lista de más de 200 órdenes ejecutivas que planearon presentar en los primeros 100 
días de gobierno.

Bannon decidió que las órdenes ejecutivas sobre migración debían ser priorizadas debido 
a que las políticas hacia los inmigrantes se convertirían en uno de los principales test para 
comprobar qué tanto arrastre tenían las expresiones xenófobas. El etnocentrismo blanco 
había sido uno de los ejes de la campaña de Trump. Fue un elemento esencial para 
diferenciarse de la izquierda cultural. La campaña electoral fue un triunfo del enfoque 
de Bannon. Faltaba conocer qué efectos tendrían en la práctica las ofertas de campaña.

Bannon sabía que Obama se había ganado una reputación por haber llevado el número 
de deportaciones a su pico máximo, pero también sabía que había sido apoyado por el 
sector de la izquierda cultural, un segmento sociodemográfico que a su juicio no tenía 
que pagar las consecuencias por todos los males que conlleva la inmigración. Por eso 
decidió correr el velo de lo que a su parecer era mera hipocresía. Lo hizo mediante 
unas órdenes ejecutivas que buscaban el conflicto, que lo cultivaron y engrandecieron. 
El mismo General John Kelly, director del Department of Homeland Security, estaba 
más que incómodo con el caos generado por la primera orden ejecutiva. Los anteriores 
titulares de los altos cargos responsables de implementar las políticas migratorias –señala 
Wolff– «encontraron incomprensible que el nuevo Gobierno se complicara la vida al 
establecer procedimientos que ya existían replanteándolos en términos incendiarios, 
agresivos y con argumentos ad hominem». Bannon quería desnudar la verdadera posición 
del gobierno de Obama: un intento de inmigración, pero obstaculizado por su oposición 
a reconocer dicho esfuerzo.

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  Michael Wolff, Fire and Fury. Inside the Trump White House (London: Little Brown, 2018), 70.