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de las acciones de Trump y el gobierno estadounidense como en el de las de 
los inmigrantes, un elemento esencial para su intelección fue su teatralidad.  
La mayor parte del trabajo de campo, para esta investigación, fue realizado en los 
meses de julio y agosto de 2017.

3) Mostrar un aspecto específico de las políticas y las luchas de los migrantes. Eso es lo 

que pretende el tercer texto, que está dedicado a las políticas y activismo alrededor 
de los centroamericanos beneficiados por la Acción Diferida para los Llegados 
en la Infancia, conocida como DACA por sus siglas en inglés, un programa 
que Trump suprimió a inicios de septiembre de 2017. Los DACAmentados son, 
en este texto, una suerte de estudio de caso para entender el cruce entre las 
políticas migratorias de Trump y las reacciones de los indocumentados, es decir, 
entre el teatro del poder y del contrapoder. La información de fuentes primarias 
–los migrantes centroamericanos– para este texto fue obtenida durante un 
trabajo de campo realizado en Portland en el mes de agosto de 2017, con apoyo 
complementario en otro trabajo de campo realizado en San Francisco y la 
frontera mexicano-estadounidense en los meses de marzo y abril de 2014.

Versiones un tanto menos elaboradas de estos tres documentos aparecieron publicados 
en la revista Envío en los meses de junio, septiembre y diciembre de 2017. De forma 
casi inmediata, al menos cinco medios de difusión las reprodujeron en sus páginas 
web, sin solicitar autorización al autor, pero contribuyendo en definitiva a la difusión 
de los hallazgos. A finales de 2018, se realizó una actualización de los datos e incluyó 
información de lo que se fraguaba tras las bambalinas del teatro de Trump y sus políticas 
migratorias. Para tal cometido sirvieron de base los libros que revelaron las interioridades 
de la Casa Blanca en los primeros días de gobierno de Trump.

En los tres documentos Trump puede ser visto como un síntoma de la crisis de la 
democracia. De hecho, ha sido presentado como su apocalipsis y como una pesadilla 
racista para los inmigrantes. Pero quizás el Department of Homeland Security (DHS) 
[Departamento de Seguridad Nacional] durante el conjunto del gobierno de Trump 
no llegue a superar las cifras de deportaciones que alcanzó durante la era de Obama. 
Es posible que mantenga la misma «productividad» –o incluso una menor– pero más 
espectáculo. Obama fue declarado «Deporter-in-chief» [jefe de las deportaciones] 
por los activistas inmigrantes porque bajo su mandato se alcanzaron cifras récord en 
las deportaciones. Veremos que Trump añade más espectáculo y más miedo, pero  
–al menos hasta septiembre de 2018– no más cifras de deportados que Obama en un 
período equivalente.