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depredación, el parasitismo y el mutualismo, hasta los biótico-abióticos como el ciclo hidro-
biológico, la formación de suelos, la fijación de nitrógeno, de carbono y otros.   

 

3.2  El Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB)  

 

El CDB se originó en la Conferencia de las Naciones Unidas en Nairobi en 1992. Pero fue 
signado en la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, entrando en vigencia un año después.  
Lo importante del CDB es que entre otros, supera la visión tradicional “preservacionista” de 
la biodiversidad, sugiere la integración del análisis económico y sus herramientas de política, 
reconoce el valor intrínseco y económico de la biodiversidad, incorpora la diversidad genética 
y finalmente, reconoce que la biodiversidad debe ser una preocupación común. En lo 
operativo, insta a los ratificantes a definir estrategias, planes y programas en relación a la 
biodiversidad, debiéndola también integrar en las políticas, planes y programas sectoriales.   
 

3.3 

El Estado de la Biodiversidad  

 

Se estima que al menos 20% de las especies que hoy existen, desaparecerán durante los 
próximos 30 años. Según E.O Wilson

2

, cada especie es una verdadera joya de la evolución, 

que ha requerido hasta miles de millones de años para alcanzar su estado actual.  Con la 
presencia humana, las extinciones ocurren entre 100 y 1 000 veces más rápido, llevándose 
consigo, la desaparición de productos naturales que dependen de su existencia.  

 

 

3.4 

La Economía y la Biodiversidad  

 

Además de ser fuente de materias primas utilizadas en la agricultura, la industria y la 

medicina. muchas condiciones críticas de la sobrevivencia humana dependen directamente de 
la biodiversidad, tales como la producción de oxígeno, la disponibilidad de agua y la capacidad 
productiva de los suelos.  El 25% del combustible que se usa mundialmente proviene de la 
leña y el carbón, casi el 50% de las fibras textiles son de origen natural y equivalente 
porcentaje se estima para los medicamentos y alimentos. Se calcula que los activos de la 
biodiversidad representan el cuarenta por ciento (40%) de la economía mundial, permitiendo 
cubrir el ochenta por ciento (80%) de las necesidades de las poblaciones pobres (Benítez y 
González, 1997). 

 

En la década de los años noventa, algunos países del tercer mundo iniciaron la valoración y 
retribución parcial de determinados servicios ambientales, que tradicionalmente han 
favorecido a otras actividades económicas, culturales, científicas y recreativas, sin recibir 
por ello ninguna compensación.  Se calcula que en 1996 el valor promedio estimado de los 
servicios de los ecosistemas (US$ 33 mil millones) era superior al PIB total mundial (US$ 29 
mil millones) (Bayon et al, 2000).   

                                                   

2

 El destacado biólogo E.O Wilson, de la Universidad de Harvard, en entrevista concedida 

este año a Kris Christen de la Revista Environmental Science and Technology, presentó el 
panorama del estado de la biodiversidad en el mundo.  La versión en inglés se halla en el sitio: 
http://pubs.acs.org/hotartcl/est/00/mar/christen. html