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a)
Precios de Mercado
Este método puede aplicarse a inventarios de activos naturales tanto producidos como no
producidos y sus servicios ambientales. Para el caso de los activos naturales producidos, se
debe deducir el consumo del activo fijo (depreciación) mediante costos de sustitución. En
cambio para los activos naturales no producidos, se pueden estimar las rentas o alquileres
para su uso y se pueden establecer derechos de uso negociables.
b)
Mercados Simulados
Se basan en el análisis de voluntad de pago (valoración y gradación contingente, modelo de
elección individual) y permiten determinar valores de uso directo y pasivo de la
biodiversidad. Se basan en métodos sociológicos de encuestas (preferencias expresadas),
destacando, los métodos de valoración contingente y de gradación contingente.
i)
Método de Valoración Contingente (MVC):
toma como base el análisis de la voluntad de
pago o de renuncia. Las preferencias de valor (valores de uso directo, de uso pasivo, de
opción y de casi opción) son determinadas por medio de encuestas. Su versatilidad le ha
ganado importancia práctica.
ii)
Método de Gradación Contingente (MGC):
similar al método de valoración contingente,
pero con la diferencia que los encuestados deben jerarquizar las opciones en una escala de
valoración. Lo interesante de este método es que las valoraciones relativas que especifican
las alternativas de costos, evidentemente facilitan la elección por parte de los encuestados.
c)
Mercados Sustitutos
Se conocen como métodos indirectos de valoración. Parten del supuesto que los bienes de la
biodiversidad se consumen conjuntamente con bienes privados complementarios, cuyos
precios son conocidos o son fácilmente calculables. Algunas de sus limitaciones son que si el
bien de la biodiversidad ya no está disponible, probablemente tampoco lo esté el bien
complementario de mercado, asimismo, no mide la voluntad de conservación de la
biodiversidad. Destacan el método del costo de viaje y la técnica de precios hedonistas.
i)
Método del Costo de Viaje (MCV): el MCV se basa en el supuesto que los
consumidores valoran un bien o servicio ambiental en no menos que el costo de acceso a este,
incluyéndose los costos directos del trasporte y el costo de oportunidad del tiempo gastado
en viajar al sitio. La estimación se efectúa por medio de encuestas y generalmente es
aplicado a sitios turísticos y recreativos (parques, playas, reservas naturales). Una de las
limitaciones del MCV es que la relación entre los gastos de un viaje y la valoración de los
componentes de la biodiversidad puede no reflejar el verdadero valor que se le otorga a
esta.
ii)
Técnica de Precios Hedonistas (TPH): mediante esta técnica se busca aislar la
influencia específica de un servicio de la biodiversidad sobre el precio de mercado de un bien
o servicio. Generalmente se determina el valor de la propiedad y los ingresos diferenciales
para valorar los bienes y servicios naturales. Al aplicar la TPH se puede identificar el efecto
de la “calidad ambiental” sobre el valor de las propiedades en diferentes localizaciones.