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DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL 

INSTITUTO DE INCIDENCIA AMBIENTAL 

 

Ingeniero: Jaime Arturo Carrera 

 

 

 

Estimados amigos y amigas: 
 
"Guatemala, el país de la eterna primavera"; "País multiétnico de gente sana, amable, 
conversadora,  pacífica y trabajadora";  "La tacita de plata por su limpieza"; "Guatemala, país 
de árboles".   ¿Será esto un recuerdo del pasado? ¿Será una nebulosa actual?  ¿O es un 
sueño en construcción?  Probablemente las tres percepciones sean válidas y todas ellas 
transitan por un eje fundamental, que es la relación entre la sociedad y la naturaleza.   
 

Los daños causados al ambiente a nivel mundial, tales como el cambio climático o la pérdida 
de la capa de ozono, hoy por hoy inquietan y asustan a muchas personas.  En un nivel más 
cercano nos afectan:    

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La dramática pobreza en Guatemala, manifiesta en, por ejemplo, que tenemos la tasa más 
alta en Centroamérica de diarrea en niños menores de 5 años por causa  de la 
contaminación del agua; 

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La pérdida promedio de 82,000 ha anuales de bosque entre los años 1992 y 1998,  lo cual 
significó que en ese período la cobertura forestal se redujo de 31% al 27% del territorio 
nacional; 

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El riesgo que representa  la alta susceptibilidad del país a la erosión (63%), en la que 
(según estimaciones puntuales en zonas deforestadas) perdemos alrededor de 1,000 
toneladas/año por hectárea de tierra fértil, y con ello la capacidad productiva del suelo, 
y por lo tanto la seguridad alimentaria y demás beneficios que de ello se derivan.   

 
Estos son  solo algunos de los problemas y errores históricos de los cuales debemos 
aprender para que no se repitan en el presente ni en el futuro. La problemática ambiental es 
ahora tan sensible que necesariamente nos hace revisar el pasado, remitiéndonos 
indefectiblemente a enfrentar y asumir una posición frente a la interrogante: ¿Cómo 
entender e interpretar los problemas ambientales?  Siguiendo nuestra reflexión inicial,  esta 
pregunta nos conduce a buscar clarificar la nebulosa actual,  y con ello a investigar y 
entender las causas y los efectos de la situación ambiental, tanto las consecuencias como 
sustancialmente las causas y orígenes.   
 
En ese sentido, para lograr entender la raíz de los problemas ambientales,  consideramos 
sumamente relevante esta cooperación entre la Universidad Rafael Landivar y el Instituto de 
Incidencia Ambiental. Es en la academia donde prevalece la búsqueda de la verdad científica 
y el desarrollo de la técnica sin mayor sesgo.  Sin embargo, ésta función necesita ser 
complementada con la  posibilidad  generada por el Instituto de Incidencia Ambiental de 
promover la apertura de espacios y la inclusión de la sociedad civil y sus diferentes grupos 
de interés en la solución de los problemas ambientales. Nuestro objetivo conjunto será 
entonces percibir,  interpretar y reaccionar ante esa realidad concreta descubierta,