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El desarrollo de las fuerzas productivas no constituye una variable independiente que genera 
conflictos sino que interacciona fuertemente con toda la estructura y su desarrollo 
frecuentemente es condicionado y reorientado.  
 
En todos estos procesos opera el principio de la unidad y la diversidad.  En tal sentido, 
cuando hablamos de transformación como proceso unitario también nos referimos a seis 
categorías internas.  La producción siempre es al mismo tiempo degradación en cierta 
proporción.  Los indicadores económicos sólo considerando la producción  no tienen en cuenta 
la degradación.  A su vez, también debemos considerar en el mismo proceso el 
aprovechamiento y el desaprovechamiento.  La selección de la naturaleza era un proceso 
natural pero especialmente a partir de la división internacional del trabajo y nuestra intensa 
dependencia del mercado mundial fuimos especializados en aquellos pocos productos que 
ganaran ventaja comparativa a nivel internacional, quedando desaprovechado grandes 
potencialidades que pudieran satisfacer las necesidades de la población.  Finalmente cuando 
se utilizan las materias primas pueden utilizar en forma integral o en forma sólo parcial como 
lo hacemos con nuestros bosques, con nuestra energía o nuestra producción agrícola.  El 
desarrollo sustentable debería maximizar la producción, el aprovechamiento  el uso integral 
y minimizar la degradación, el desaprovechamiento y el uso parcial.  Todo esto en función de 
elevar la calidad de vida de la población y no de un productivismo acelerado que sólo existen 
debido a la distribución regresiva del ingreso.   Al mismo tiempo, el proceso de 
transformación debe ser considerado como un proceso de producción, distribución, cambio y 
consumo donde las ultimas tres categorías son momentos internos de la producción.  No 
existe producción sin consumo, ni éste sin producción.  La producción le otorga al consumo 
materia  y forma, creando un consumo y un consumidor a pesar de los sueños neoclásicos del 
a soberanía del consumidor.  El consumo le da un final a la producción y solo allí el producto 
es producto.  Antes sólo lo es en potencia. 
 
Si consideramos que en el año 1996 para el mundo, el 85% del os ingresos eran absorbidos 
por solo el 20% de la población de mayores ingresos que ya tiene satisfechas sus 
necesidades, podemos evaluar la inmensa dilapidación energética y ambiental que se genera 
cuando elaboramos todo tipo de tácticas para lograr que finalmente la producción sea 
consumida.  La reducción de la vida útil del producto utilizando el deterioro objetivo y 
subjetivo de los productos y símbolos es uno de los motores del dinamismo económico.  El 
sobre consumo y el sub-consumo generan diferentes problemas.  El objetivo social dela 
producción, (para quién se produce), el ámbito espacial (donde se produce), la elección 
tecnológica (cómo se produce) y la utilización de las materias primas (con qué recursos 
naturales se produce) siguiendo todos la lógica de la máxima ganancia, permite conocer los 
diferentes problemas ambientales como derivados del proceso de acumulación, pero unidos a 
la percepción ambiental de estos problemas por parte de la población, sus movimientos 
sociales, sus movimientos teóricos y las políticas del Estado que en cada caso aparecen con 
mayor o menor eficacia.  Un modelo de esta naturaleza nos permite integrar los aspectos 
económicos, con los ecológicos, los sociales y permite generar subsistemas donde analizar las 
relaciones ecológicas, económicas, sociales, psicológicas, administrativas y de políticas. 
 
Todas las actividades productivas (las actividades primarias, secundarias y terciarias) 
extraen de la naturaleza recursos naturales y capacidad de carga de los ecosistemas para