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planificación de la formación y educación ambiental dentro de un Plan Ambiental para el 
Desarrollo Sostenible.  Definir e implementar una política de tal naturaleza supone un mayor 
impulso en la reformulación de métodos y contenidos de nuestra enseñanza formal, y el 
trabajo en la conciencia de los diferentes actores sociales que luchan por una mejor calidad 
de vida. 
 
Postular nuevas alternativas y profundizar la acción progresiva de los diferentes sectores 
sociales, puede convertir la crisis en la oportunidad para lograr sociedades más solidarias, 
justas y sustentables, ecológica, económica y socialmente. 
 

2. LA CRISIS SOCIAL Y AMBIENTAL Y SU REPERCUSIÓN EN LA EDUCACIÓN 

AMBIENTAL 

 
No deja de constituir una paradoja que en esta situación el saber ambiental se va 
estructurando como resultado de múltiples experiencias y profundizaciones teóricas y 
metodológicas.  Este saber va dejando sus ámbitos clandestinos, al cual lo habían relegado el 
saber oficial para ocupar un asiento de cierta importancia en el juego de las ideas para los 
tomadores de decisiones. 
 
Pero este proceso no se opera sin costos.  El concepto de desarrollo sustentable se 
generaliza y algunas veces pierde fuerza y contenido.  Los conceptos, en ocasiones se diluyen 
y el anterior énfasis en el estudio de las complejas relaciones entre la sociedad y naturaleza 
deja paso a la profundización de los cambios tecnológicos específicos, desprovistos del 
análisis de las determinaciones sociales y políticas de estos procesos. 
 
El medio ambiente constituye un nuevo sector productivo de gran empuje y creciente interés 
por parte de los niveles de decisión económica, a pesar que continúa siendo resistido en los 
casos que su consideración incrementa los costos en el corto plazo.  Los gobiernos incorporan 
las preocupaciones ambientales en la estructura legal e institucional, pero rinden pálidos 
exámenes de algunos avances y muchos fracasos en el camino que debería tender al 
cumplimiento de la AGENDA 21.  Los requerimientos ambientales para la exportación 
comienzan a condicionar las actividades productivas, y ante la falta de una mayor voluntad 
política para acelerar los ritmos de la implementación de un manejo ambiental de las 
industrias y las restantes actividades, estos requerimientos pueden constituirse en un nuevo 
factor de discriminación de nuestras exportaciones.  Las normas ambientales de las 
actividades productivas son formuladas reduciendo excesivamente el espectro de variables 
en juego y de hecho, incrementando los costos. 
 
La tendencia hacia una globalización muestras sus aspectos de marginación y exclusión y en 
su estudio no interviene suficientemente la perspectiva ambiental.  De esta forma, los 
recursos naturales siguen siendo utilizados solamente en función de la obtención de una 
ventaja comparativa a nivel mundial, dejando desaprovechados o no promovidos, muchos 
recursos derivados de la heterogeneidad de nuestros ecosistemas que pudieran satisfacer 
las necesidades de la población.  Al mismo tiempo, se mantienen con un alto nivel de 
desocupación y subocupación a la fuerza de trabajo nacional.  El desaprovechamiento de 
recursos y la desocupación de capacidad para trabajar, se presentan desafiantes en la mesa