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habría que subrayar, pues nos encontramos ante un fenómeno de 
creación, no de imitación. 

Quizá pueda sorprender que, en Hombres de maíz, la imitación del 
habla de los indígenas sufra una metamorfosis respecto de los 
intentos miméticos de El Señor Presidente. No debe ser casual el 
hecho de que Miguel Ángel Asturias abandone definitivamente 
la pedestre imitación según la cual todas las vocales finales se 
convierten en “e”, y pase a otro tipo de lenguaje, siempre popular. 
En el capítulo intitulado “Venado de las siete rozas”, hablan dos 
indígenas: 

—¿Y qué dijo el curandero?

—Que qué dijo, que había que esperar mañana.

—¿Pa qué?

—Pa que uno de nosotros tome la bebida de veriguar quién brujió 
a mi nana y ver lo que se acuerda. El hipo no es enfermedad, sino 
mal que le hicieron con algún grillo. Ansina fue que dijo.

74

Como se puede observar, los indígenas hablan un español 
impecable desde el punto de vista morfosintáctico y también 
fonético. Hay algunas cuestiones léxicas fáciles de explicar. El 
apócope “Pa”, de “Para”, presente en dos diálogos, es universal 
en los hablantes del castellano. “Veriguar”, en cambio, propone 
una cuestión interesante. El Diccionario de la RAE propone 
“averiguar”, y anota la etimología: la palabra está compuesta por 
el prefijo “a-”, sin ninguna significación, y “veriguar” que viene 
del latín ‘verificare’. La tendencia popular, en algunos países de 
América, de decir “veriguar” o “viriguar”, simplemente restablece 
la etimología original, aunque es necesario decir que “averiguar” 
existe en el español desde 1240

75

. En todo caso, se trata de una 

74

 Miguel Ángel Asturias, Hombres de maíz, 39.

75

 Juan C. Corominas, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, 3.ª ed., 

Madrid, Gredos, 1976.