26
sino un simple espíritu, viene el afeminamiento, justo lo que
ocurría con Jerónimo de la Degollación." [190-191].
Es decir, este tipo de transmutaciones, cambios y alteraciones
no son descritos como hechos fantásticos ni se presentan como
irregularidades pues lo excesivo es la norma. A nivel discursivo su
función es muy importante, ya que reflejan de manera perfecta
tanto el ritmo de la narración como la manera en la que el
argumento se va transformando de una a otra cosa, a veces de
manera violenta, dando por momentos la apariencia de la novela
carece de unidad cuando precisamente su unidad se encuentra
en lo fragmentario y en su naturaleza dinámica e inestable.
Lo anterior se encuentra muy unido a las continuas referencias a
los fenómenos violentos de la naturaleza a lo largo de la novela en
donde los volcanes que explotan, los pueblos que se destruyen,
los terremotos y hechos como éstos afirman el movimiento
acelerado de la narración. No es casual entonces que dentro de la
novela la tierra sea vista como un “horno uterino” [206], es decir, la
tierra –como el discurso– es algo vivo y se encuentra relacionado
con la sexualidad de manera fundamental.
En este sentido puede afirmarse que esta novela resulta un caso
aislado dentro de la narrativa guatemalteca, que no cuenta con una
sólida tradición en lo que se refiere al tratamiento de lo erótico y,
mucho menos, de la sexualidad tratada de manera abierta. Ahora
bien, cabría preguntarnos cuáles eran los propósitos de Asturias
al escribir una obra como Mulata de tal. Tanto El Señor Presidente
como Hombres de maíz pueden estudiarse tanto en función del
poder de la estética del discurso como en función de su carácter
sociopolítico y cultural, y lo mismo se puede decir en gran medida
de todas las obras de Asturias; Mulata de tal, sin embargo, posee un
espacio singular dentro de la totalidad de la obra de este escritor.
Retomo ahora la imagen de Gerald Martin –Mulata de tal como
“an orgasm of cosmic catastrophe” [413]– pues me parece que es