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—Entrarás a rastras…

—¿Y adentro cómo me pararé? ¿Y cómo voy a tenerte conmigo?

—¿Nunca fuiste a violar muchachitas?

—No, nunca… ¡qué pregunta!... ¡ve, qué pregunta!

—Pues así será conmigo. Pero ya estamos como la mulata que 
sólo de eso hablaba.

—Y de qué otra cosa iba a hablar, si era una perdidota?" 
[ 61]

La enana Huasanga quiere “probar gigante”, es decir quiere tener 
relaciones sexuales con Chiltic (Yumí convertido en gigante) 
pero sus deseos no son satisfechos. Luego, cuando Giroma está 
a punto de matarla, es salvada accidentalmente por el sacristán, 
que de inmediato reacciona así: “¡Ya tenía, ya tenía el hongo 
famoso en forma de una pequeña mujer de lodo! ¿Qué faltaba?... 
¿Poseerla?... ¿Hacerla suya?... Sí, lo mágico… sexual” [130], y más 
adelante leemos: “A pesar de verse que era una vieja, por su 
estatura le daría la sensación de poseer a una púber, atracción que 
doblaba, multiplicaba, la pestilencia del lodo, para él afrodisíaco 
enloquecedor” (idem). Sin embargo, como podemos esperar sus 
deseos se ven frustrados. La Siguana se describe a sí misma en 
función de su sexualidad:

"No tomen a mal que mi cuerpo se convierta en espinero en 
el instante de entregarme al que me sigue encandilado por mi 
belleza, atraído por el imán de mi cuerpo trigueño. Es mi condena 
amar con las espinas, herir lo que anhelo, desgarrar lo que busco, 
perpetrar el crimen de los crímenes, llevar al hombre hasta el 
espasmo y en ese instante encajarle en la carne todas mis agujas 
vegetales, esas que cobran la presa sin perdón, porque están 
envenenadas con una substancia que mezcla en una sola las 
convulsiones del amor y de la muerte." [111]