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a juiciar por su bragueta parpadeante como mampara de fonda, 
en busca de una de esas que andando paren y dicen que son 
doncellas o, dicho a lo decente, que andan por pares y dicen que 
son docenas. [ 7]

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Ésta es la manera en la que se inicia Mulata de tal, y ya desde 
estos primeros momentos se nos hacen evidentes varios aspectos 
fundamentales de esta novela: (1) la agresión por la palabra es 
constante y se encuentra enfatizada a través del acelerado ritmo del 
discurso, y de esta agresión el título debería funcionar en sí mismo 
como una señal, el despectivo “de tal” que abre la novela define 
el tono que habrá de dominar a lo largo de todo el texto; (2) las 
insistentes alusiones a hechos violentos; (3) la poderosa presencia 
de lo sexual 

en esta cita apuntada a partir de la descripción de 

las mujeres y de la referencia a la “bragueta parpadeante como 
mampara de fonda”

; y (4) el brutal tratamiento dado a los 

personajes, particularmente a los personajes femeninos. Cada 
uno de estos elementos sería amplio tema de reflexión para 
diferentes trabajos de análisis, y de hecho algunos ya han sido 
tratados, o por lo menos mencionados, en los pocos estudios 
críticos dedicados a Mulata de tal, sin embargo me parece que es la 
interacción entre estos elementos lo que le da su carácter original 
a la novela, es decir, lenguaje-violencia-sexualidad aparecen 
vinculados de manera tal que resulta imposible no hablar de lo 
uno cuando se habla de lo otro. Estos se presentan de una forma 
paralela como temas y como estrategias discursivas, de ahí que 
cuando en la novela leemos: “¿Por qué lo has dicho? ¿Por qué 
no has dejado que se deshaga la visión diabólica que ahora ya 
es, ya es carne de palabra?” [145] no hacemos más que reafirmar 
relaciones propuestas por Asturias una y otra vez y confirmar que 
efectivamente Mulata de tal es “carne de palabra”. 

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 Todas las citas de Mulata de tal proceden de la edición de Losada, 1967.