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comercialización se repite una y otra vez, casi como un mantra 
que conducirá al desenlace, donde se explicita la conexión con el 
episodio inicial de la muerte del cacique, se descubre la verdadera 
identidad de María Tecún, el destino de la Piojosa Grande (María la 
Lluvia) y los porqué de tanto desencuentro y muerte, todo ligado 
a la desacralización del maíz y/o la transgresión de comerciar con 
él: cierre circular del mundo textual que remite al origen.

Pero Hombres de maíz no parte solamente de este conflicto entre 
cosmovisiones que ya se infiere en lo que pervive de los códices y 
textos sagrados indígenas, sino que también registra la continuidad 
del mismo al conjugar esos discursos o fuentes originales con 
otros relatos de índole no-ficcional. En efecto, otro discurso que se 
recrea en la novela, según lo indica el estudio preliminar de Gerald 
Martin (Asturias, 1992) es la historia documentada de la lucha y 
muerte en 1890 del jefe ixil Gaspar Ilóm –o “Hijom”– en defensa 
de sus tierras ancestrales contra unos colonos mexicanos –los 
“maiceros ladinos” en la ficción–. Este evento histórico concreto, 
que para críticos como Dante Liano (1992) constituye el germen 
narrativo de la ficción que lo desplegaría en toda su complejidad 
socio-cultural, es un claro indicio de que la novela va mucho más 
allá de la simple recreación de un mito y de un mundo indígena 
con connotaciones “mágicas”. 

El recuerdo de la ley ancestral sobre la sacralidad del maíz se 
suma entonces a este antecedente histórico preciso sobre la lucha 
indígena en defensa de las tierras ancestrales, pero principalmente 
en contra de la imposición de la ley europea-ladina en la que 
domina el capital y por la cual la tierra es explotada al máximo, 
pasando el maíz a ser fuente de ingreso monetario (del extranjero 
y/o del ladino) en lugar de sustento de quienes trabajan la tierra 
y lo cultivan con devoción. El maíz como eje ideológico, dentro y 
fuera de los términos de la novela, sigue vivo como se observa, 
desde el registro hecho “letra” del testimonio oral de Rigoberta