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flagela, trabaja –dentro de las ideas foucaultianas acerca de este
tema– las formas complejas como la mujer se relaciona con éste.
El discurso en verso parece ser la forma en que Asturias somete
el habla de Fanta, confiriéndole un papel, en el cual la impresión
de subordinación e inseguridad da como resultado su condición
real de falta de poder.
137
Y aunque Miguel Ángel Asturias suele
trabajar con sujetos masculinos que funcionan como antihéroes,
confiriéndoles cierta feminidad, como en el caso de Goyo Yic, que
amamanta a María Tecún cuando ella era una niña de brazos.
138
El poder de Fanto también es puesto en peligro al ser engañado,
pero su discurso sigue siendo igualmente hegemónico; a pesar
de jugar el papel de agredido, su conducta se manipula dentro
de la jerarquía que su papel masculino le confiere. Así, al final
de la pieza, dentro de todo el absurdo que Asturias ha creado
para sus protagonistas, elegantemente Fanto termina el noveno
tiquismiquis de la siguiente manera:
F
anto
(cuidando de no pisar ninguna de las cabezas caídas como
frutos bajo la capotera, se calza el monóculo para ver mejor
a Fanta y dice, ligeramente inclinado, antes de salir) –¡Ídolo
bello a quien humilde adoro! (p. 791)
Un aspecto interesante trabajado por Robin Lakkof es el de los
términos que sustituyen a la palabra «mujer». Todo el discurso
de Fanta está dentro del esquema de los eufemismos para evitar
decir «mujeres»
139
. La relación que encontramos en este caso se
refiere a que los términos usados por el sujeto femenino para
nombrarse a sí misma, enfrentada al enjuiciamiento de que
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Robin Lakkof. Language and Woman’s Place. Nueva York: Harper Colophon Books, 1975, 6.
138
«Pues el penco te crió con una vejiga de coche que se colgaba al pecho, porque no
querías coger la botella ni el pocillo, como teta de mujer llena de leche de cabra terciada
con agua de cal y de la que mamabas por un hoyito hecho con la punta de una espina
hasta quedarte dormida», Hombres de maíz, p. 96.
139
Robin Lakkof, op. cit., p. 10.