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Uno de los aspectos que llama poderosamente la atención, en 
cuanto a la posicionalidad de Fanta dentro de la obra, viene a ser el 
hecho mismo de la diferencia de los discursos entre ella y el sujeto 
masculino: lo que Deborah Tannen ha llamado generolector;

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Fanta se constituye en una voz, su discurso en verso deviene 
en una acusación acerca de su infidelidad y, por ende, de su 
desvalorización, así reza en una parte de la obra:

Yo tu tábano,

tu trépano, 

tu zángana… (p. 790)

Miguel Ángel Asturias parece estar aplicando a los dos discursos 
la teoría basada en la idea que las mujeres emplean estrategias 
de habla que se relacionan de manera inherente con su falta de 
poder, en este caso la voz femenina se flagela, inculpándose a 
través de un discurso a momentos incoherente, en la insistencia 
de llamarse a sí misma por intermedio de una forma muy retórica 
–el uso de las esdrújulas– a lo largo de todo el texto.

En distintas partes de la pieza, a las que Asturias ha denominado 
«tiquismiquis» –sinónimo de enredos y conflictos en español 
guatemalteco– el sujeto femenino entonces es reducido a 
existir como voz, en un discurso discontinuo y fragmentado. Los 
estudios acerca de las particularidades de los discursos femeninos 
y masculinos que datan de 1975, han ido dando resultados que 
ligan el uso de los dos discursos a una concepción dicotómica 
del poder.

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 Sin embargo, consideramos que Asturias al mismo 

tiempo que confiere al sujeto femenino un lenguaje en el cual se 

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 Deborah Tannen. «The Relativity of Linguistic Strategies: Rethinking Power and 

Solidarity in Gender and Dominance» Gender and Conversational Interaction. Oxford: 
Oxford University Press, 1993, p. 166.

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 Gabriela Castellanos Llanos. «Mujeres, hombres y discursos», en: Gabriela Castellanos, 

Simone Accorsi y Gloria Velasco. Discurso, género y mujer. Santiago de Cali: Editorial Facultad 
de Humanidades, Universidad del Valle, 1994, p. 85.