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(cuya administración es, por supuesto, empresarial) porque al 
solucionar esta el problema económico de un pobre gracias al 
dinero de muchos pobres, solo contribuye a fortalecer el sistema al 
eximir a las autoridades competentes y a los ricos de proporcionar 
los fondos que un exiguo porcentaje de las ganancias de la lotería 
producen para inversiones públicas

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.

Prieto identifica la constante transfiguración identitaria de los 
personajes de Mulata de Tal con su opción por los valores de 
cambio, que los priva de su Yo, al haber perdido, como insiste 
Asturias, el contacto con la tierra y la comunidad (es decir, la ética 
del valor de uso). Por eso dice que “los protagonistas de Mulata 
de Tal
 carecen de identidades estables” y que “se autotransforman 
en un proceso constante que los lleva irremediablemente hacia 
una muerte ya presente en la vida” (pp. 175-176, traducción 
mía). En este sentido, los personajes son ángeles caídos al 
infierno popular (que es lo nacional injusto) en el que se buscan 
a sí mismos deseándose en su carencia de sí mismos. De allí el 
transfiguracionismo identitario como eje de la narración: este 
transfiguracionismo, dijimos, es una metáfora de la asunción de 
la articulación de las diferencias que conforman al sujeto popular, 
que es interétnico. La interetnicidad, la interidentitariedad es lo 
que se asume perpetuamente en este infierno de autoaceptación 
paulatina y dolorosa, que lo es porque implica renunciar a las 
polaridades como binarias e irreconciliables: implica renunciar 
al sujeto colonial e, incluso, poscolonial, para arribar a un sujeto 

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 A este respecto vale la pena decir que resulta demasiado fácil argumentar que la 

postura contrahegemónica implica necesariamente la destrucción de la ladinidad como 
actual grupo que hegemoniza Guatemala. Si bien la cesión de hegemonía ladina –por 
negociación– se hace necesaria para democratizar al sujeto popular interétnico y nacional, 
el planteo de su aplastamiento por parte de los indígenas implica un paso atrás en cuanto 
a la propuesta que Asturias hacía ya desde Leyendas de Guatemala y que capitaliza en 
Mulata de Tal, porque implica un regreso a las posibilidades de la guerra civil, la guerra 
étnica, la guerra santa, lo que, en condiciones de globalización, implica el suicidio de lo 
nacional-global.